United States or Germany ? Vote for the TOP Country of the Week !


¡La pobre no tiene tantas distracciones que digamos, mi buena tía... y ésta es tan inocente!

Las cañas del batalan de la casa de Tintay y las de la mía, no digamos que se besaban, pero se arañaban unas á otras. Tintay salía con frecuencia al batalan, yendo unas veces en busca de menesteres de una casa arreglada, y otras á hacer menesteres ajenos á la casa.

Bostezaba en la oficina, cobraba su sueldo, esperaba con ansia la hora y la calle. Amados hermanos míos, tiempo es ya de que digamos con el ángel. ¡Ave, María!

Sus compañeros le habían abandonado, como suele decirse, en las astas del toro. Aquí le faltó su entereza y sólo pudo responder tartamudeando: El vino, P. Prior... verdaderamente... no tiene nada... ¿qué ha de tener?... Nada... Mas... digamos que... conviene distinguir... El vino será bueno, es muy bueno... pero... mis compañeros... los frailes... son unos canallas.

Sin querer te habré ofendido más de una vez, y si es así, perdóname. Si me quieres como dices, yo nunca dejé tampoco de quererte... Pero las mozas no podemos decir lo que nos pasa aquí dentro del pecho como vosotros... Ni está bien que lo digamos; bien lo sabes.

¡Menudas turcas habrá tomado desde que está aquí! ¿Y se marchará, o no se marchará? Yo creo que dijo Fernández . Tengo entendido que está muy disgustado porque Napoleón no le quiere hacer rey de España. ¡Angelito!, pues no pide poco que digamos. Y como parece que mandan de rey al que lo es de Nápoles, un D. José, al cual, según dicen, también le gusta aquello...

Prescindamos, no obstante, de comparaciones. No digamos, como D. Hermógenes, que todo es relativo. Y sin exageración veamos lo que se debe sentir, pensar y afirmar de las corridas de toros, no en otro siglo, sino en el nuestro, y no en remotos países, sino en la culta y cristiana Europa, de que forma parte nuestra España.

Hasta se disputa sobre si fue uno o fueron varios los idiomas: esto es, sobre si los hombres empezaron a dispersarse por el mundo alalos, o digamos, sin habla aún, y en manadas, y luego fueron inventando diversos idiomas en diversos puntos, o sobre si antes de la dispersión hablaban ya todos una sola lengua.

Luego dice un paje, que es allí monacillo: «digamos un Ave María por el navío y compañía»: responden los otros pajes, «sea bien venida», y luego rezamos todos el Ave María. Después dicen los muchachos levantándose: «Amén y Dios nos buenas noches». Y con esto se acaba la celebración de este día, que es la ordinaria de cada sábado

Dicho esto por adelantado, volvamos atrás otra vez, y digamos por qué Margarita había aceptado la herencia de aquella que bien sabía había sido su enemiga, y que, más que por caridad, por grandeza de venganza la había instituido su heredera; sin contar con que podía ser muy bien que no a ella fuese a quien heredada dejaba, sino a Cervantes, que, como debía presumir, con ella había de casarse; y como Margarita sabía harto bien cuán dura y terrible es la mano de la miseria, y cuánto por esto, como porque con el oro todo se tiene, las riquezas en el mundo se estiman, y acaso por aquellas riquezas que heredaba, con ella Cervantes se casaría, puesto que su obligación, si no su amor, fuese empeño bastante para que por esposa la tomase, la herencia aceptó; y desde el punto y hora en que hubo sepultado a doña Guiomar, a buscar se echó desalada a Cervantes por cuantos medios le fue posible, y servida por la discreta Florela, que con ella se había quedado, como si una parte de la herencia hubiese sido.