United States or Nauru ? Vote for the TOP Country of the Week !


Comandante a los treinta y ocho años, pronto coronel, general acaso... ¡Y quién sabe si irá a recoger del otro lado del Rhin el «bastón» que ya no brota en tierra francesa! «¡Señor Mariscal!» ¿Por qué no? ¿Dónde se detienen los sueños de una cabeza de dieciséis años?

A los dieciséis años era más que su derecho, era su deber, caballero. Sin duda, pero la gracia puede aliarse con la seriedad. Hasta los quince años se es una niña, de quince a treinta una joven. Y hasta una solterona... Es usted severa, señorita. Mi tío, que apenas se considera como un soltero maduro... Anda, sobrino, no te quedes corto. Dispensa...

Los documentos de que se ha formado esta historia dicen que eran de becerro mate con caña de paño negro cruzada de graciosos pespuntes. «Me han costado tres duros pensó Isidora en los últimos peldaños . Con siete del vestido son diez; seis que di a doña Laura a cuenta, son dieciséis. Aún me queda para vestir a Mariano y ponerlo en la escuela. Después el tío me mandará más, y después...».

Pero era fiero y arrogante, de carácter descompuesto y defectuoso, y rebelde contra las leyes de la vida. Murió antes de haber comenzado a vivir. Robert Burns, el poeta escocés, escribía ya a los dieciséis años sus encantadoras canciones montañesas. El irlandés Moore componía a los trece, versos buenos a su Celia famosa. Y a los catorce había empezado a traducir del griego a Anacreonte.

Y así Sevilla, y Valencia, y Medina del Campo, famosas por su feria y sus industrias continuaba Gabriel . Sevilla, que en el siglo XV poseía dieciséis mil telares de seda, llegó en el XVII a no tener más que sesenta y cinco.

Cervantes empezó a escribir en verso, y no tenía todo el bigote cuando ya había escrito sus pastorales y canciones a la moda italiana. Wieland, el poeta alemán, leía de corrido a los tres años, a los siete traducía del latín a Cornelio Nepote, y a los dieciséis escribió su primer poema didáctico de El Mundo Perfecto.

Acompañábalo una niña de quince o dieciséis años, espléndidamente bonita y vestida con una sencillez y una elegancia admirables. Para más señas, tenía un hoyito en la barba que se llevaba los ojos de uno, como si no tuvieran dueño.

Mañana se anuncia, al fin, el casamiento de mi primera hija, con un gentilhombre del Franco Condado, que se llama M. de Cessia. Cecilia es muy bella y más joven que él. A pesar de la diferencia de edad, él es muy bueno y razonable. A los dieciséis años recibió una herida formando parte del ejército de Condé, y cojea un poco.

A los dieciséis años es un poco pronto, querida. ¡Bah! la edad no importa nada. Estoy segura de que haría menos disparates que Raúl, ¿verdad, señor Hardoin? Me recuso, señorita, aunque tengo gran confianza en su alta sabiduría. Si es para usted un cuidado tan grande, señora condesa, ¿por qué no pone usted a la señorita Blanca en el Sagrado Corazón de Noyon? propuso el cura.

Había allí cuatro príncipes rusos y dos o tres griegos, varios marqueses italianos, un miembro del Parlamento inglés, un célebre poeta rumano, algunos señores polacos y seis o siete condes de Alemania y de Austria, todos hof-fähig, o dígase capaces de asistir en la corte, con dieciséis cuarteles cabales, y sin el menor menoscabo ni deterioro en ninguno de ellos.