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Actualizado: 7 de mayo de 2025
Extrañóse esta repentina mudanza, cuando se tenía tan experimentada la obstinación de estos indios, y cuán dados estaban siempre á sus antiguos vicios, causa por la cual se había alzado más de dieciséis años había de su conversión, por no esperar hacer en ellos el menor fruto. Mas luego se supo la causa de esta nueva resolución.
No voy a perder mucho tiempo en contar idilios de juventud, porque tengo la mano torpe y el corazón duro ya para narrar la historia vieja de los primeros afectos. Pero es que Valentina era muy linda cuando tenía dieciséis años, y debe serlo todavía a pesar de los treinta que ha de haber cumplido.
La hija del hombre muerto, linda joven de unos dieciséis años, se ha desmayado al ver caer la primera porción de tierra sobre el ataúd que encerraba el cadáver de su padre. Yo la he auxiliado con un frasquito de sales y ha vuelto en sí; después me la he llevado a mi casa, donde se ha reanimado un poco después de haber tomado unos bizcochos y algo de vino.
Soy viejo para ella, tía María respondió Stein suspirando y sonrojándose al darse cuenta de que en cuanto a él, llevaba razón la buena mujer ; soy viejo repitió , para una niña de dieciséis años y mi corazón es un inválido a quien deseo hacer la vida dulce y tranquila y no exponerlo a nuevas heridas. ¡Viejo! exclamó la tía María , ¡qué disparate! ¡Pues si apenas tiene usted treinta años!
Si a mí no se me engaña continuó ; si yo conozco bien esta comedia. ¿No ve usted, señor mío, que yo las he visto nacer a todas ellas, que las he visto crecer, que he seguido paso a paso todas las vicisitudes de su existencia? Verá usted el sistema. Don Robustiano se sentó, y prosiguió diciendo: Hasta que tienen quince o dieciséis años las hijas de mis primos no ven el mundo.
El burgués era un adolescente pálido y desmedrado, un muchacho de dieciséis años, con el traje raído, pero con gran cuello y vistosa corbata; el lujo de los pobres. Temblaba de miedo al enseñar sus pobres manos finas y anémicas, manos de escribiente encerrado a las horas de sol en la jaula de una oficina.
21 Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Azarías, que era de dieciséis años, y lo hicieron rey en lugar de Amasías su padre. 22 Edificó él a Elat, y la restituyó a Judá, después que el rey durmió con sus padres. 24 E hizo lo malo en ojos del SE
Y también diré que los madrileños y los que en Madrid habitualmente vivimos, no ignoramos ni desdeñamos, como tal vez hace treinta o cuarenta años, lo que en Barcelona se escribe y se publica, aunque sea en catalán o en francés y no en el idioma castellano, que prevalece desde hace cuatro siglos como idioma nacional, español por excelencia, que se extiende desde California al estrecho de Magallanes, y que se habla y se escribe, no sólo en esta Península y en las islas que son aún sus posesiones, sino también en dieciséis o diecisiete Repúblicas o Estados independientes.
En cuanto a mi Manolo... es callao, no lo sabrá ni la tierra, y como él arree un cabayo..., ya puén golverse locos los que la busquen a usted. En seguida llamó a la mujer de un mozo, la cual se presentó a los pocos momentos acompañada de una sobrina, de dieciséis años, graciosa, esbelta, vivaracha, al parecer muy inteligente, y que traía de la mano a un niño de dos años.
Dentro como fuera, cortinas, alfombras y muebles de laca, todo era blancura propia del nido virginal escogido para los dieciséis años de la exquisita y pura niña, objeto de tan tierna solicitud. ¡Querida Blanca! Pensar que nos abandona estas lindas cosas... murmuró Julieta llena de agradecimiento.
Palabra del Dia
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