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Actualizado: 11 de junio de 2025
Iba a decir que el que allí corría con las cuentas de todo era D. Juan Nepomuceno; pero se contuvo, porque solía darle vergüenza que los extraños conocieran esta abdicación de sus derechos. ¿Esto será alguna deuda antigua? dijo por fin. No señor... y sí señor. Me explicaré... Sí, hombre, acabemos.
Beatriz entrega el ducado, el otro perdona la deuda, y pata... Pero lo más chistoso es que Lucy dota a Gonzalito en cuatro millones... ¡Qué delicia!... De modo que, en caso de viudez, Gonzalo quedará siempre prince douairier, es decir, douairier de Matapuerca.
El que la encontraba debía perecer antes de un año. Pero él tenía la esperanza de que si iba á pagar su deuda inmediatamente la amenaza quedaría sin efecto. ¿Cómo podría castigarle la bruja después de haber cumplido su compromiso? La falta de voluntad, consecuencia de su embriaguez, le hizo demorar el viaje algunas semanas.
Besándole con frenesí, le conjuró por todos los santos del cielo, que se calmara: ella iba a registrar los cuatro rincones de la tierra y le traería la suma suficiente para pagar su deuda. ¿A cuánto alcanzaba? para saber, porque era necesario saber... ¿eran mil, dos mil, tres mil nacionales?
Al mismo tiempo, un registro que hizo en el bolsillo de su chaleco, mientras iba reflexionando, le recordó que las dos o tres monedas pequeñas que encontró en su índice, eran de un color demasiado pálido para pagar una pequeña deuda, en defecto de cuyo pago, el caballerizo de Batterley había declarado que no haría más negocios con Dunsey Cass.
Alguna de Lancia, seguro, que vendría a hacerle una visita. Y ¿por qué se viene de lejos a visitar a un sacerdote no siendo su madre, o su hermana o su deuda? ¿No sabe esa señora que la fama de los sacerdotes es muy delicada y cualquier cosa la quiebra?
Hacía cuatro meses que la administración Lubimoff le enviaba carta tras carta, reclamando el pago de su enorme deuda. La última nota del apoderado era amenazante, en vista de su silencio. Anunciaba una acción ejecutiva ante los tribunales. La administración guardaba muchas cartas de ella dando las gracias á la princesa por sus bondades.
4 Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda. 5 Mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, la fe le es contada por justicia. 6 Como también David dice ser bienaventurado el hombre al cual Dios atribuye justicia sin las obras, 8 Bienaventurado el varón al cual el Señor no imputó pecado. No en la circuncisión, sino en la incircuncisión.
30 y que no daríamos nuestras hijas a los pueblos de la tierra, ni tomaríamos sus hijas para nuestros hijos. 31 Asimismo, que si los pueblos de la tierra trajesen a vender mercaderías y comestibles en día de sábado, nada tomaríamos de ellos en sábado, ni en día santo; y que dejaríamos el año séptimo, y remitiríamos toda deuda.
En cuanto a Mochi, no se había vuelto a acordar para nada de dinero, ni para pedirlo, ni para pagar lo que debía. «En la cuestión de cantidades» no quería pensar Reyes; se figuraba que toda la deuda del Estado era cosa suya, la debía él. ¡Primero mil reales, después seis mil, ahora los siete mil de la restitución... el mundo, el mundo entero en forma de guarismos!
Palabra del Dia
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