United States or Kuwait ? Vote for the TOP Country of the Week !


Apenas enunciado este nombre, arrepintiose de enunciarlo don Mariano... Pero se arrepintió tarde... Se desmintió, y no le creyeron... No le quedaba más recurso que pedir encarecidamente silencio y reserva al juez de paz... Hacíalo así cuando el juez le interrumpió despidiéndose: Vaya tranquilo, don Mariano, que no lo diré a nadie... ¿Por quién me toma usted?... ¡Detesto los cuentos e intrigas como al propio demonio!

¡Y así lo haré! afirmaba la mujer . ¡Oh, Madrid! ¡cómo lo odio! ¡qué horror quedarme aquí para siempre!... Y bien mirado, lo que temo es vivir en él... sin ti... ¡Pobrecito Madrid! ¡Yo que lo quiero tanto! ¡yo que te he conocido viviendo en él!... Pero no, no podría estar aquí una semana más. Te vería por todos lados; cada calle nos guarda un recuerdo. No; decididamente... lo detesto.

Por eso, yo que detesto cordialmente los uniformes en general, y especialmente los perros de presa de las aduanas, he reconocido en todos mis viajes que si en esta materia puede haber un tipo tolerable, es sin duda el aduanero frances.

Soy un ciego estúpido tal vez, señora mía, pero yo detesto la luz que pueda hacerme ver la soledad espantosa que usted quiere ponerme delante. Pero no me ha dicho usted quién es ese inglés ni en qué se funda para pensar... Ese inglés vino aquí hace seis meses, acompañando a otro que se llama lord Byron, el cual partió para Levante al poco tiempo.

¡No me hables de ella! exclamó Alicia, á pesar de que su compañero no había dicho nada . ¡La detesto!... El pobre Martínez en el olvido. Me lo disputa, me lo quita, y luego viene en busca de Castro, mientras el otro infeliz vagará por Monte-Carlo. ¡Qué mujer! ¡El mal que me ha hecho!... Ella tiene la culpa de todo.

Mi historia carecería entonces de toda originalidad y pudiera contarse en dos palabras... El bridge no es un juego peligroso, como el pocker y el baccarat, y, además, desde ya os adelanto que he sido más bien un jugador afortunado... ¡Y aun os declaro que no soy jugador por temperamento, y, si mucho me apuráis, que hasta detesto el juego!

Al parecer, está seguro de que, siéndolo, Urreta le dará su hija. Yo detesto la política.... ¿Sabes que Irenita está monísima con su traje de cazadora?... ¡Ps! vistosilla.... No, no, monísima. ¿Dónde anda su marido, que no le he visto más que al entrar?

Sin embargo, puedo asegurar que soy un buen muchacho, y excepción de una gran pasión por los pavos y un gusto loco por las mujeres lindas, no que tenga el más mínimo vicio. Amar a las mujeres lindas; eso no es un defecto. Lo que es yo, detesto las personas feas, a mi tía, por ejemplo. Pero asimilar un pavo a una mujer bonita, no es cosa muy halagüeña para esta última, primo mío.

¿Tratáis así, señorita, a vuestros abuelos y al heroísmo? ¡Mis abuelos! ¡Nunca he pensado en ellos! y del heroísmo se me da un bledo. Pero ¿qué os ha hecho el pobre heroísmo? Es que como los romanos eran heroicos, según parece y yo detesto a los romanos... Pero, bailemos, en vez de charlar. Y partíamos, girando.

Yo sentía inusitado ardor en mi cabeza, y la sangre se me inflamaba dentro de las venas. Oyendo a lord Gray, sentime inclinado a abatir su estupendo orgullo, y con altanería le dije: Pues no, no pasará usted. ¡Pues pasaré! me contestó. Yo amo lo recto, lo justo, lo verdadero, y detesto los locos absurdos y las intenciones soberbias.