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Actualizado: 11 de junio de 2025
Y más no te he de decir, aunque tu furor lo intente, y aunque perezca inocente, por mi amor sabré morir. ¡Ah, la osada rebeldía! exclamó el xeque, la mano llevando, en su furia insano, al puño de su gumía. Su desventura midió la triste, cerró los ojos, y desplomada, de hinojos ante su padre cayó.
A veces su silueta se desvanecía entre los árboles, y entonces de pie, aterrado, hasta que su sombra salía de las tinieblas... Hacía algunos minutos que lo perdiera de vista; de pronto un relámpago siniestro iluminó los vidrios del taller, y el ruido de una detonación rasgó el silencio de la noche. La triste esposa extendió los brazos, dio un grito y cayó desplomada.
No le salieron fallidas sus esperanzas, porque adquirió buen caudal y fué de todos muy estimado; y así la Real Audiencia como el arzobispo de Chuquisaca, le cometieron negocios de mucha monta para bien público; mas como sea tan ordinario en las cosas humanas el hacerse y deshacerse en un punto, mudando semblante á cada paso la fortuna, sin durar mucho en un estado, ya sea próspera, ya adversa, siendo sólo semejante á sí misma, en ser siempre inconstante, habiendo estado siempre para nuestro Alberto risueña y propicia, experimentó en sí estas mudanzas; porque de repente, no sé por qué causa, si ya no fuese para que levantase sus deseos á las cosas del cielo, cayó desplomada á tierra la gran máquina de su prosperidad.
»En ese instante, ella se precipita hacia mí, me rodea con sus brazos y me cubre el rostro de besos; después, de improviso, cae con un suspiro, y allí se queda desplomada a mis pies, como herida por un rayo. Y yo, como en un sueño, la miro fijamente.
A la parte del rio hay un pequeño recinto con la bóveda desplomada y el pavimento cubierto de espesa yerba; y en él una preciosa portadita de ladrillo agramilado, obra de albañilería limpia y hermosa en que se ven mezclados con gracia los tres estilos: es un arco de angrelado menudo, corre sobre él una cornisa romana, y está flanqueado de dos delgadas columnillas góticas.
Los sollozos se mezclaron pronto con la risa, y por último, doña Luz cayó al suelo como desplomada, y allí se agitó en fuertes convulsiones. Don Acisclo tocó entonces la campanilla, llamó a voces a la gente de casa, y acudieron D. Gregorio, Juana, Tomás y otros criados. Todos se aterraron. Las convulsiones seguían. Juana mandó llamar al médico D. Anselmo.
Después de lo cual, con toda tranquilidad entré, y ahora verás lo que hallé. Entra. Ambos penetraron en una bóveda estrecha y baja, formada por enormes piedras rojas, en las que la luz proyectaba, al marchar los dos amigos, su vacilante resplandor. Cuando hubieron andado unos treinta pasos, apareció ante Hullin una gran cueva de forma circular, desplomada por lo alto y abierta en la roca viva.
Dorotea hizo aún un nuevo esfuerzo, aún tuvo una sonrisa para don Juan; luego lanzó algunos gritos agudos, horribles; se retorció de una manera violenta, hasta el punto de desasirse de los brazos de don Juan; dió dos pasos desatentados, y cayó desplomada. Don Juan corrió á ella, la volvió, miró su semblante y dió un grito de horror.
Cuando subió al carruaje de Febrer en el camino de Valldemosa, dando orden al cochero que lo había traído hasta allí para que regresase a Palma, se echó atrás el sombrero de fieltro flexible, que llevaba en todo tiempo, aplastado de copa, con el ala delantera subida y la posterior desplomada sobre la nuca. ¡Aquí estamos todos! ¿de veras que no me esperabas?
Palabra del Dia
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