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Actualizado: 22 de junio de 2025
Hecha la maniobra en regla, hinchóse la extensa lona, y cayó el barco al lado opuesto, navegando ya. No hay que asustarse, Nieves dijo Leto sonriendo al notar en ella, y particularmente en su padre, cierto movimiento de desagrado : es el saludo del Flash a la llegada del viento.
Aquello produjo a Pepe malísima impresión, pero aún le desagradó más ver demostrada la intervención del cura. La cosa estaba ya fuera de duda: tras intentar apoderarse del ánimo de la madre, comenzaba por distintos medios a explorar el de la hija para los mismos fines. ¿Cuáles serían sus propósitos ulteriores? Motivos de conveniencia personal, al parecer ninguno.
Pero si yo no he tenido nunca más que confianza y simpatías hacia el señor de Sorege, debo reconocer que no todo el mundo pensaba como yo en mi casa. ¿Quién le era desfavorable? Mi hija, primeramente, á quien siempre desagradó Sorege, y después nuestro criado Giraud, que nunca le pudo tragar. ¡Ah! ¿María encontraba sospechoso al amigo de su hermano?
Como en la calle ya no oía la guitarra del mozo del café, se le empezó a aflojar el ánimo, y sin darse clara cuenta de sus pasos, en vez de entrar en su casa se encontró en el vestíbulo del teatro. Era hora de ensayo. Allí estaría Serafina de fijo. Tampoco le desagradó aquel cambio instintivo de rumbo. Era otra prueba de que estaba muy enamorado.
Era Domingo poco aficionado al mar; había crecido decía escuchando sus gemidos y recordaba aquel tiempo con desagrado; sólo a falta de más risueños caminos para pasear habíamos adoptado aquel rumbo. No obstante, visto desde lo alto de la quebrada que seguíamos el horizonte plano de la tierra y el del mar, resultaban de una grandeza sorprendente a fuerza de estar vacíos.
En la suposición de que el amor o el capricho del Príncipe por la Condesa hubiera concluido, ¿bastaban el desagrado, el fastidio, o si se quiere, la desinteligencia, el desacuerdo para explicar el homicidio, si acaso se había cometido un homicidio?
El encono y amargura de esta crítica proviene, sin duda, del desagrado con que miraba el brillante éxito de las obras de sus jóvenes coetáneos, y de la escasa importancia que daban á sus producciones dramáticas, por cuyo motivo debemos considerar como injustos sus juicios.
Los médicos sonrieron ligeramente y continuaron examinando a la enferma. Uno de ellos le introdujo una pluma en la garganta. Mi tía, insensible, no dio señales de sentirla. El médico hizo un gesto de desagrado. Es preciso mudarle la cama agregó... ¡Ah! sí replicó mi tío haciendo una mueca forzada para disimular un profundo pesar; ¡pobrecita, se conoce lo grave que está!
La marquesa culpa de esta singularidad, que no la desagradó, a la caprichosa y siempre impenetrable Leticia. El hecho es que de allí salieron, como pudieron haber salido de otro punto cualquiera, y que nunca como entonces pudo decirse con mayores visos de verdad, que por donde iban no dejaban títere con cabeza.
En el trato, en la literatura, en las artes, el excesivo deseo de agradar produce desagrado; el afan por ofrecer cosas demasiado exquisitas fastidia: lo ridículo está junto á lo sublime; lo delicado no dista de lo empalagoso; el prurito de ofrecer cuadros simétricos, suele conducir á contrastes disparatados.
Palabra del Dia
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