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Actualizado: 1 de junio de 2025
Los olfatos más diestros en aquello de seguir la pista a un enredo pusiéronse al punto en movimiento, y a poco quedó averiguado que Jacobo había tenido la desfachatez de convidar al viejo duque, y el noble anciano el decoro de negarle la demanda.
Una fresca brisa de tierra nos permitió dar vela en demanda de Punta-Remo, extensa lengua de tierra que va á hundirse entre las madréporas y arrecifes del Estrecho.
Accedió el general a la demanda del comandante del segundo; pero un coronel halló que le quitaban el mejor cuerpo, el general López, que se comprometían al principio las tropas de élite que debían formar la reserva, según todas las reglas, y el general en jefe, no teniendo suficiente autoridad para acallar estos clamores, mandó a la reserva al escuadrón invencible y al insigne cargador que lo mandaba.
Su cara angulosa resplandecía como la de un general que acaba de ganar una batalla. Sus largas, descomunales extremidades se movían como las aspas de un molino, al dar cuenta del suceso a los hombres de negocios que había acudido a casa del duque en demanda de noticias.
Don Marcelo, que miraba con inquietud toda amistad nueva, temiendo una demanda de préstamo, se entregó con entusiasmo al trato del «grande hombre». El personaje era admirador de la riqueza, y encontró por su parte cierto talento á este millonario del otro lado del mar que hablaba de pastoreos sin límites y rebaños inmensos.
Estremecida dentro de sus apolilladas pieles y de sus ajados tafetanes, llevose las manos a la cabeza, lanzó una exclamación de lástima y desconsuelo, y por breve rato no apartó del cielo sus ojos fijos allí en demanda de misericordia. ¡Masón! repitió luego mirando al que, según ella, era un soldado de las milicias de Satanás . ¡Quién lo diría!
Cada comunicación de éste era un reproche dirigido a su Gobierno, una cantidad exorbitante exigida para el ejército, alguna demanda inusitada; luego la campaña no obedecía a la ciudad, y era preciso poner a Rosas la queja de este desacato de sus edictos.
Dejemos esto agora: navegando Magallanes tambien vino derecho, La costa del Brasil atras dejando En busca fuè y demanda del Estrecho. Salió del mar del sur atravesando, Y h
La antigua capitana de Talisay no solamente tenía buenas alhajas, sino que también era dueña de un gran bote que con sus correspondientes remeros puso á nuestra disposición. Listo el bote y listos nosotros, ayudados de la lona y de los remos, dimos rumbo en demanda del monte de Taal, gigantesca y sombría masa que se destaca en medio de las aguas.
Espinosa le vuelve con presteza A embarcar desde allí en la caravela; El triste de Mendieta con tristeza, En demanda de España dá la vela: El Piloto, que fia en su destreza, Con muy grande esperanza le consuela Diciendo, que darán en San Vicente, De á dó podrá volver con fuerza y gente.
Palabra del Dia
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