Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 14 de mayo de 2025
Para ejercitarse en la humildad, al tenor de lo que practicaba muy a menudo la santa reina de Escocia, Margarita, hizo venir en secreto algunos pordioseros a su cuarto y les lavó los pies con el mayor esmero. Cada uno de estos actos piadosos le llenaba de una santa e íntima alegría que jamás había experimentado anteriormente.
Los marinos y soldados carecían de semejante comodidad; estaba prohibido que ninguno durmiera bajo de cubierta, aun acabado su cuarto, para estar á mano si cargaba el tiempo de repente .
En una tarde plácida y serena de las postrimerías del invierno, María se hallaba en su cuarto haciendo oración, postrada ante la imagen de Jesús. Todas las ventanas estaban abiertas para recoger la luz que ya se iba escapando lentamente.
Hace una hora se ha encontrado abierto el cuarto de vuesa merced y robado. ¡Robado! Y aquel robado, no fué un grito, sino un aullido, ni un aullido tampoco, porque no hay en ninguno de los sonidos que representan el dolor, el terror, la muerte, el fin de todo, la agonía, cuanto puede sentir y sufrir un ser humano, nada comparable al grito del cocinero mayor.
Y cuando ya estaba bien dentro de la tierra, dijo: «¡Brota, agua, brota!» Y el agua empezó a brotar por entre las flores con un suave murmullo refrescó el aire del patio, y cayó en cascadas tan abundantes que al cuarto de hora ya el pozo estaba lleno, y fue preciso abrir un canal que llevase afuera el agua sobrante.
Mariana es joven, y cuando menos se pensaba ha principiado otra vez a echar al mundo hijos. Además, ya sabes cómo es don Julián. Antes que soltar un cuarto le harán rajas. Y francamente, esperar a que se muera no me parece negocio.
Sólo dos reverberos de gas alumbraban la calle; el portero del hotel había entornado la puerta, y el cuarto menguante de la luna derramaba su suave claridad, permitiendo distinguir claramente los objetos.
El infeliz padre, al salir del cuarto de Magdalena con los ojos hundidos y el rostro lívido, como un espectro que saliera del sepulcro, retrocedió cegado por el vivo resplandor de la luz del día. Ya van pasadas veinticuatro horas dijo con ademán meditabundo. Y estrechó la mano a Amaury, contemplándole en silencio. Quizás pensaba demasiadas cosas para poder expresarlas.
La condesa entró bruscamente en el cuarto y echando a todas partes miradas furibundas, se puso a gritar: ¿Dónde está el intendente? Os pregunto, ¿dónde está el intendente? ¿No me oís acaso, insolente? Estaba aquí hace un momento, señora respondió Marta. ¿A dónde ha ido? No lo sé, señora. ¿Qué significan, veamos, esas lágrimas y esa palidez? Me ha retado, señora.
Allí estuvo más de una hora mudo, sin aliento, escuchando por la entornada puerta los ruidos de la casa, sin atreverse a bajar para adquirir noticias y sufriendo las torturas de la desesperación y de la incertidumbre. Oyó al fin ruido de pasos que subían la escalera y se acercaban luego a su cuarto, a cuya puerta llamó José. ¿Cómo está Magdalena? preguntó Amaury con anheloso acento.
Palabra del Dia
Otros Mirando