Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 6 de noviembre de 2025


Si llegaba á haber un encuentro, el primer sacrificado sería el prisionero, eso lo sabían todos. El viejo se quedó sin movimiento y la hija, pálida y aterrada, intentó varias veces hablar y no pudo. Pero un pensamiento más terrible, una idea más cruel les sacó de su estupor.

Tus rosas, poeta, perfuman la vida, la hacen bella y fuerte, ¡toda juventud! y , cruel asceta, nos muestras la vida velando a la muerte junto a un ataud. , poeta, sueñas vagas sensaciones, que pasan risueñas como tus canciones con las que te adueñas de los corazones.

Al fin dijo con débil voz: Me habéis sorprendido, , mas no ofendido. Completo y súbito ha sido el cambio realizado en vos. ¿No cambiaréis otra vez en la ausencia? ¡Cruel! ¿Cómo dejar de amaros? ¡Por favor, una sola palabra de esperanza, una mirada, para atesorarla como un bien supremo y saber que puedo seguir adorándoos!

Era una chaqueta blanca arrojada con descuido, y que causaba en el joven la misma impresión de esos rostros que siendo amigos tardan mucho en reconocerse. Llevóse la mano a la frente como si fuera a arañarse con cruel impulso, y sus ojos se dilataron con espanto.

Esta palabra le traía a la imaginación la horrible noche pasada en el tren cuando vino a Nieva después de la muerte de su madre. El destino cruel volvía a pronunciarla en sus oídos cuando menos lo pensaba.

Al oír esta palabra cruel y tierna al mismo tiempo, Stein se cubrió el rostro con las manos y su dolor largo rato comprimido estalló en hondos sollozos.

Tal vez algún día, con más vergüenza que aquellas infelices, tendría que tender la mano a las gentes, sintiendo calor en el rostro y en el estómago el cruel arañazo del hambre. Y como para sellar su pacto con la desgracia futura, cogió entre sus manos las desmelenadas cabecitas, besándolas en las sucias mejillas, en los labios cubiertos de costras.

Sin embargo, ¡qué de veces lleva tesoros su cesto! ¡Pero tesoros impagables! Ved aquel amante, que cuenta diez veces al día y otras tantas a la noche las piedras de la calle de su querida. Amelia es cruel con él: ni un favor, ni una distinción, alguna mirada de cuando en cuando... algún... nada.

El pan, la cruel divinidad que obligaba a aceptar esta existencia miserable, rodaba en pedazos por el suelo, o se exhibía en las escarpias, entre los harapos, en enormes teleras de seis libras, como un ídolo al que sólo se podía llegar después de un día de encorvamiento abrumador.

¿Qué tiene de cruel el que desee tener dos hijos en vez de uno?... Tu matrimonio, tontina, no apresuraría mi fin sino todo lo contrario, pues me daría una tranquilidad de espíritu preciosa a mi edad. Hay que ver las cosas con calma y buen sentido.

Palabra del Dia

vengado

Otros Mirando