Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 17 de mayo de 2025


Pero si todos aquellos señores me querían mucho... continuó D. Diego . Por la tarde, y luego que desperté de aquel largo sueño, me dijeron que si sabía yo lidiar un toro. Les dije que , y poniéndose muy contentos, me mandaron que diese al punto una corrida.

Una clara en el cielo o la aparición de unas estrellas a media noche, cuando salían ellos de los cafés, les devolvían la alegría. Va a levantarse el tiempo... Pasado mañana corrida.

Con esta falta estando de comida, Llegó del Paraguay socorro y gente, Que habiendo allá llegado de corrida. Garay, la despachò muy prestamente. Celebròse con gozo tal venida, Porque era necesaria de presente, Que

No, ángel mío, no me acuerdo más que del beso que me diste al decirme adiós. ¿Te acuerdas de la corrida de toros? ¿te acuerdas del día que te vi en la llanura que se extiende ante el convento? ¡Oh! ¡cómo latía mi corazón cuando comprendí por tus gestos que me reconocías, y cuando tu voz bajo mi ventana!

Carmen se estremeció con esta proposición. ¿Ver la corrida?... No. Había llegado hasta la plaza con un esfuerzo de su voluntad, y se arrepentía de ello. Le era imposible resistir la presencia de su marido en el redondel. Nunca le había visto toreando. Aguardaría allí hasta que no pudiese más.

El espada cuidó de sus bajos con una escrupulosidad femenil. Manejaba el traje de «nazareno» con las mismas atenciones que un vestido de lidia en tarde de corrida. Se calzó con medias de seda y zapatos de charol.

Para él, las corridas eran lo único interesante del mundo, y dividía a los pueblos en dos castas: la de los elegidos, que tienen plazas de toros, y la muchedumbre de naciones tristes, en las que no hay sol, ni alegría, ni buena manzanilla, a pesar de lo cual se creen poderosas y felices, cuando no han visto ni una mala corrida de novillos.

El toro bravo fue para ella una fiera bonachona y noble, venida al mundo sin más objeto que enriquecer y dar fama a sus matadores. Jamás asistía a una corrida de toros. Desde la tarde en que vio en su primera novillada al que había de ser su marido, no volvió a la plaza. Sentíase sin valor para presenciar una corrida, aunque en ella no trabajase Gallardo.

¿Cantaréis, María? le preguntó el duque. ¿Y por qué no? respondió esta. Ya dijo el duque que habéis visto muchas de las buenas cosas que encierra Sevilla. Stein vive de entusiasmo y ya sabe de memoria a Ceán, Ponz y Zúñiga. Pero lo que no habéis visto es una corrida de toros. Aquí quedan billetes para la de esta tarde.

Luego, con una súbita corrida, La asaltaron, cercaron y aclamaron Por reina de las damas de la vida.

Palabra del Dia

primorosos

Otros Mirando