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¿Cantaréis, María? le preguntó el duque. ¿Y por qué no? respondió esta. Ya dijo el duque que habéis visto muchas de las buenas cosas que encierra Sevilla. Stein vive de entusiasmo y ya sabe de memoria a Ceán, Ponz y Zúñiga. Pero lo que no habéis visto es una corrida de toros. Aquí quedan billetes para la de esta tarde.

Hasta el erúdito y curiosísimo D. Antonio Ponz en sus viages, al paso que en otros obgetos se detuvo con minuciosidad, del castillo de la ALJAFERÍA habló ligeramente.

El museo pictórico y escala óptica: El parnaso español pintoresco laureado. Madrid, 1715, 1724. Don Antonio Ponz. Viaje de España. Madrid, 18 tomos, 1772 a 1794. Cean Bermúdez. Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las bellas artes en España. Madrid, 1800.

Yendo del Carpio á Almodóvar del Rio dejamos á la derecha del Guadalquivir la antigua Onova, hoy Villafranca; luego, á una y otra márgen, á Casablanca y Alcolea; mira en las Ventas, donde pastan las célebres yeguadas de la Regalada, el suntuoso y moderno puente de mármol negrizco que escitaba la admiracion del viajero Ponz, y del cual dicen los andaluces para ponderar su lindeza, que cuando los soldados de Napoleon lo vieron preguntaron si estaba hecho en Francia.

Estas obras, de estilo del Renacimiento español, que Ponz llama plateresco, son anteriores al célebre palacio de Ecouen, que construyó para el condestable de Montmorency el arquitecto francés Juan Bullant, primero que en su pais practicó para la arquitectura civil el estilo italiano por los años de 1540.

El barón, sentado cerca de un oidor viejo, le preguntaba si los moros blanqueaban sus casas con cal. Carezco de datos para responderos contestó el magistrado . Es punto que no ha merecido llamar la atención de Zúñiga, Ponz, don Antonio Morales ni Rodrigo Caro. «¡Qué ignorante!», pensaba el barón. «¡Qué pregunta tan tonta!», pensaba el oidor. Tenéis una prima lindísima dijo el príncipe a Rafael.

Los antiguos inventarios del Alcázar y los biógrafos de Velázquez hablan de otros retratos de bufones cuyo paradero se ignora: citan el de Calabacillas, que acaso sea el designado hoy como el bobo de Coria, pues se recordara que tiene ante en el suelo dos calabazas; el de Cárdenas, el toreador, y el de Velasquillo: finalmente, Ponz, al enumerar las pinturas que en su tiempo existían en el palacio del Retiro, menciona «un bufón divertido con un molinillo de papel y alguno más, que son del gusto de Velázquez» . Finalmente, Stirling, dice, que el capitán Widdrington, autor de La España y los españoles en 1843, asegura en esta obra haber visto el retrato de una enana desnuda representada en forma de bacante.

El siglo pasado, era propiedad de la casa ducal de Alba, donde la vio Ponz, perteneció después a Godoy cuyos herederos la vendieron y es ahora la joya mejor de la célebre Colección Morritt. Con decir que no se conserva otro desnudo de mujer pintado por Velázquez, siendo éste el único que se conoce esta dada idea de su importancia.