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Actualizado: 26 de mayo de 2025
Pepita Jiménez, que ha sabido por mi padre lo mucho que me gustan las huertas de por aquí, nos ha convidado a ver una que posee a corta distancia del lugar, y a comer las fresas tempranas que en ella se crían.
Y, diciéndole al canónigo lo que pensaba hacer, él también quiso quedarse con ellos, convidado del sitio de un hermoso valle que a la vista se les ofrecía.
Y se abrieron, y se llenaron, en efecto; que para eso, a más de las intimidades de familia, había convidado don Simón a todo el Congreso de diputados, autorizándolos de paso para llevar a sus señoras, los que las tuvieran, o a las personas de su confianza; y en parte alguna del mundo civilizado se desaira una fiesta que, por remate, ofrece ocasión de regodear el estómago de balde.
Pero quédese usted a comer, don Eugenio dijo la señora . Desde que salimos de la tienda, ningún año ha querido usted honrar nuestra mesa. No puedo, Manolita. Soy ya muy viejo, y quien me saca de mis sopitas me mata. Además, vaya un regalo: un convidado de mi clase. Masco como una cabra, y 110 divierte ver un viejo entre la gente joven. A cada cual lo suyo.
En aquellas fiestas, el pueblo no se manifestaba sino como un convidado mas, añadido á la lista de alcaldes, funcionarios, gentiles-hombres, frailes y generales; no era otra cosa que un espectador, cuyas pasivas funciones estaban previstas y señaladas en los artículos del programa, y desempeñaba como tal el papel que la etiqueta le prescribía.
Tal vez el piano amansase a don Juan; pero... ¡quia! éste formaba parte de las fieras, a quienes domina la música, y con gran pesar de su hermana no salía de su indignación. ¿Para esto me has convidado...? Tú has dicho: «Le daremos bien a comer, procuraremos emborracharlo, y después, cuando esté tierno... ¡el sablazo!» Pues hija, te equivocas. Ni ahora ni nunca conocerás el color de mi dinero.
En el famoso Convidado de piedra, de Tirso, pasean Don Juan y su criado las calles de Sevilla, y, después de permanecer en el teatro cierto tiempo, se descubre la estatua del Comendador, suponiéndose que llegan entonces á encontrarla. Las demás máquinas no eran más perfectas que las decoraciones.
Su hermano le inspiraba cierto miedo. ¡Qué lengua!.... Mejor vivían sin verse. Hemos venido juntos continuó el marino . Al saber que Jaime almorzaba aquí, me he convidado yo mismo, seguro de darte un alegrón. Estas reuniones de familia son encantadoras. Habían entrado en la casa, adornada con sencillez. Los muebles eran modernos y vulgares.
Al volver de San Ginés, me encontré con Manolo Moreno, que llegó ayer de Londres. Le he convidado a almorzar». Jacinta fue a su tocador. Aún dormía su marido, y ella se empezó a arreglar. A poco entró una visita, que Jacinta recibió en su gabinete. Era Severiana, que dos veces por semana llevaba a Adoración a que la viese su protectora.
Este aprovechó un momento en que Visita se detuvo para saludar a una familia que ella había recomendado al Obispo, y acercándose al oído de la joven dijo en tono de paternal autoridad: Ha hecho usted mal, pero muy mal en acompañar a esta... loca. Pero si me votaron... Si usted no fuera de esa junta... Papá espera a usted hoy a comer. Iba a escribirle yo misma, pero dese usted por convidado.
Palabra del Dia
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