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Actualizado: 13 de junio de 2025
Se detuvo un momento, y después prosiguió: Regresamos juntos a Val-Clavin y, durante el camino, pude convencerme de que la señora Liénard no me había exagerado las brillantes cualidades de Simón. Es un muchacho de espíritu recto y de corazón noble. Aunque adversario de la Administración forestal, espero que seremos buenos amigos... Estoy contentísimo de haberle conocido.
Miguel quiso interrumpirla, pero ella siguió hablando. Sé lo que vas á decir; es inútil. Lo que tú digas me lo he dicho yo muchas veces para convencerme de que mi creencia es absurda. ¿Y qué probaría eso?
Figúrese usted la impresión que, andando el tiempo, me causaría convencerme de que mi marido era... de otro modo.
AUTOR. De eso no tiene V. que convencerme. Yo creo en la inmortalidad de las almas. Lo que se me hace duro de creer es que ni V. ni nadie las evoque.
Recorriendo mi vista todos los detalles de la escultura, con gran insistencia se fijaron en un objeto que estaba á sus piés y que poco á poco vine á convencerme era un bastón. Concluída la misa, me dirigí á la sacristía y supliqué al sacerdote me permitiera examinar aquel.
Todo esto, a veces, me parecía un programa indefinido, nebuloso, pueril e idealista. Mas el deseo de esta aventura original y épica, acababa por convencerme, arrastrándome como a las hojas secas los remolinos del viento. Suspiré anhelante por pisar la tierra de China. Después de largos preparativos aligerados a peso de oro, una noche, por fin, partí para Marsella.
Desistí en seguida; aquella prueba me bastaba para convencerme de que el tubo no estaba sólidamente adherido al muro por su parte superior. Entonces oí una voz brusca, que decía: Y ahora, si Vuestra Majestad no desea mi compañía por más largo tiempo, le dejaré descansar.
Te digo toda la verdad: ¡si supieses lo que me costaba rehuirte!... Por las mañanas, al levantarme en el cuarto del hotel, mi primer movimiento era mirar á través de las cortinas para convencerme de que me esperabas en la calle. «Allí está mi flirt; allí está mi novio.» Tal vez habías dormido mal pensando en mí.
Yo puedo decir que una de mis mayores satisfacciones literarias la tuve hace dos años, estando en California, al conversar con un japonés que había viajado por toda Asia. Este hombre me habló de una de mis novelas, contándome su «argumento» del principio al desenlace para convencerme de que la conocía bien.
No iré en casa de Lucía; pero en cambio, y para estar seguros uno de otro, me vas a esconder esta noche en tu casa, de modo que pueda ser testigo de la visita del duque y convencerme por mí mismo de que no me engañas. No puede ser respondió altiva María. Pues bien dijo Pepe , ya sabes dónde voy en saliendo de aquí.
Palabra del Dia
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