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Actualizado: 13 de mayo de 2025


Si le hacía aquella pregunta era porque doña Cristina, que se acordaba pocas veces de Fernando, no viendo en él más que un dependiente, había dicho un día que era igual á su primo el doctor. ¡Si supieras cuánto me hizo sufrir el pensamiento de que esto fuese verdad! No quise decírtelo en las cartas; pero deseaba que nos viésemos para convencerme de que no es cierto. Ahora estoy tranquila.

No creyendo a mis ojos la miré y remiré, sin convencerme de que era realidad lo que ante tenía. Aquel vestido no era vestido, sino una informe hilacha que se deshacía al compás de los movimientos del individuo. La capa no era capa sino un mosaico de diversas y descoloridas telas; pero tan mal hilvanadas que el aire se entraba por las mil puertas, ventanas y rejas, obra de la tosca aguja.

La primera... casi por casualidad... luego, porque quise convencerme de ello. Y ella dice Vd. que se llama Engracia... ¿eh? El número no lo recuerda... No tiene pierde, como vulgarmente se dice. Es la casa que hace esquina a la calle de la Pasión y la Ribera de Curtidores.

Si he de ser franco, diré que me hubiera sido imposible evitarlo; no tenía fuerzas; me encontraba aturdido, asombrado de cuanto acababa de ver y oír. Apenas si me encontraba aún con energías para levantarme de mi asiento y dar algunos pasos, a fin de convencerme de que no soñaba.

Pero a ella no se le podían dar tales razones. Señorito dijo Petra, que a pesar de su resolución reciente, sintió en el orgullo una herida de tres pulgadas no necesita apurarse tanto para convencerme de que debo irme de esta casa. No, hija, lo que es, si lo tomas por donde quema, yo no insisto.

Cree que he tenido un verdadero gusto en volver a verte; el gusto de convencerme de que aquello acabó. ¡Pero así te vas!... ¡Así acaba para ti una pasión que aún llena mi vida!... ¿Cuándo volveremos a vernos? No : nunca... tal vez cuando menos lo esperes. El mundo es grande, pero rodando por él como yo ruedo, hay encuentros inesperados, como este. Rafael señalaba al inmediato teatro.

Ordene, pues, y me apresuraré a obedecerle; pero no intente convencerme, porque mi situación de ánimo es tal, que mientras sea dueña de mi voluntad no aceptaré partido alguno, así se trate de un millonario o de un príncipe. »Tan gran firmeza revelaban su voz, sus ademanes y hasta sus menores gestos, que el insistir yo, habría significado tanto como querer convertir la persuasión en mandato.

, eso, convencerme de que había sobrevenido, para ustedes dos, la pasión ideal; que usted le daría efectivamente esa dicha que sólo se realiza para una muchacha entre miles que la hemos soñado y la estamos soñando con el mismo deseo, con la misma ternura... En fin, usted penetra en las almas con tanta fineza... Yo porqué se queda callado. Me hace gracia.

He hecho que le escriban un sinnúmero de amigos. ¡Si me devolviese á mi Jorge!... Espero á lo menos una buena noticia, saber dónde está, convencerme de que vive. Me bastaría con que le internasen en Suiza, como á los grandes heridos, y yo iría á vivir con él. ¡Qué felicidad que estuviese en Lausanne ó en Vevey, á orillas del lago, como está mi marido!

A mis amigables insinuaciones se mostraba tan impasible, que llegué a convencerme de que entra en su locura el no temer la muerte, o que se cree intangible como el viento, o invulnerable como si fuese de hierro.

Palabra del Dia

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