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Actualizado: 28 de julio de 2025
Roger no había descuidado por su parte el diario ejercicio de las armas y podía considerársele como tirador no despreciable, ya que no de los primeros. Grande era el contraste que ambos combatientes presentaban: moreno y robusto Tránter, mostraba el velludo pecho y la recia musculatura de hombros y brazos, en tanto que Roger, rubio y sonrosado, personificaba la gracia juvenil.
Ya no había en las calles el movimiento de las primeras horas, pero con todo, seguimos las más solitarias. Teresa no quiso aceptar mi brazo como antes. Nada replicaba á mi discurso; seguía caminando cabizbaja y preocupada, formando su actitud notable contraste con la que tenía tres horas antes al pasar por los mismos sitios.
¡Cuánta mujer ideal y atrayente bajo la trama cariñosa de esas telas modernas, cómplices de la carne y del contorno que este siglo materialista teje con las alas de pájaro o pétalos de flores exóticas! ¡Cuánto ser grotesco de fealdad repugnante, de doloroso raquitismo, brincando sin gracia, marcando la nota chillona del ridículo! ¡Cuánto contraste!
Ese contraste de situacion ó de fisonomía social le da mucho interes á Brusélas, sea bajo del punto de vista de lo curioso y pintoresco, sea bajo el del fenómeno de la armonía que producen las buenas instituciones entre razas y civilizaciones distintas.
La actuación de un traidor, de un personaje sombrío y fatal, es necesaria para que por un efecto de contraste resalte con mayor relieve la grandeza magnánima del protagonista. Y en esta novela colombiana, el traidor es el honrado Martín Alonso, que lo puso todo en la empresa del descubrimiento para no sacar nada y perder encima la vida. Usted conoce la verdadera historia.
Si la superficie desigual de la loma ofrece el contraste de aquellas tristes sementeras, que parecen vegetar sobre centenares de cráteres, á juzgar por las columnas de humo que salen de la tierra, la vida social no se revela sino al observar las puertecitas que dan sobre las calles, de las habitaciones cavadas en los barrancos cascajosos ó las rocas calizas.
Alzando los ojos hacia las cumbres ven por encima de las nubes la centelleante blancura de nieves y de hielos, y su admiración es tanto más grande, cuanto que los campos inferiores presentan, por el tono uniforme y obscuro de los terrenos, extraño contraste con los picos blancos.
Me ofreció la única silla, muy usada y no muy sólida, y se sentó ella en la cama, sin cortinas y cubierta con una colcha de flores azules muy descoloridas. Estos detalles se fijaron en mi mente por el contraste entre aquellas cosas miserables y la espléndida belleza y el brillo de juventud de aquella a quien servían de marco.
Me detendré á describir á Friburgo porque pocas ciudades ofrecen tan extraño contraste como esa entre sus formas generales y sus rasgos interiores.
Los viejos se apoyaban en gruesos cayados de Liria, amarillos y con arabescos negros; la gente joven mostraba arremangados los brazos nervudos y rojizos, y como contraste movía delgadas varitas de fresno entre sus dedos enormes y callosos. Los enormes chopos que rodeaban la taberna daban sombra á los animados grupos.
Palabra del Dia
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