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Actualizado: 5 de junio de 2025
Las fortificaciones de mis dominios tienen que quedar libres. No consiento que mi casa sea una gusanera. Por consiguiente, prepáralo todo.
Le llamo para decirle que ni yo consiento que ningún criado trate mal a otro, ni usted está facultado para echar a nadie dentro de mi casa. Señora ... yo no la he tratadu mal.... Es ella, la que nus trata mal a todus ... pincha aquí, pincha allá, sin dejarnus en paz tartamudeó el cocinero con marcado acento gallego.
Después, acometido súbito de una idea, la de que aquel paisano «se estaba quedando con él» se puso otra vez fruncido y enfoscado y volvió a sacar la voz de las profundidades de su pecho. Cabayero, yo no consiento que nadie se guasee conmigo. Hace V. perfectamente; aplaudo esa decisión. Es que... yo no creo que V. sea hermano de esa señorita...
¿He soñado que, al decir esto, me miraba de reojo? ¡Ah! no, eso no. Consiento en prestarle todos los servicios que pueda, porque le quiero mucho. Es el ser de este mundo a quien tú y yo debemos más, pues ha sido, más que un tutor, un padre para nosotros. Le soy enteramente adicto, pero no hasta el punto de casarme con su mojigata.
Así que no hay de qué tener escrúpulo de las sobras ni de las faltas, ni el cielo permita que yo engañe a nadie, aunque sea en un pelo de la cabeza. ¡Ea, pues, a la mano de Dios! -dijo Sancho-. Yo consiento en mi mala ventura; digo que yo acepto la penitencia con las condiciones apuntadas.
Sí; me he puesto cuerpo de terciopelo, y además este gabán está bien forrado. Eso, eso, mi corazón. Si papá sabe que salimos tan de mañana, me va a reñir porque se lo consiento. Es usted demasiado virtuosa, señorita. Pocas o ninguna llevarán a la edad de usted vida tan santa...
Y Juan, no atreviéndose a nombrar a su tío, dejó de proponer soluciones. Lo del huerto no lo consiento.... Pero no llore usted, mamá.... No llore.... ¡Qué demonio! Para todo hay remedio en este mundo. ¡Si no se gastase tanto en esta casa...! No se enfade usted, mamá.
Eso sí que no te lo consiento. ¿En mi casa escenas de comedia? No, no lo esperes. ¡Pero qué tonta, y qué exagerada, y qué puntillosa es usted, hija! ¿Qué mal hay en eso?, a ver... Le digo a usted que no me voy. Pues te quedas aquí... ¡Ah!, no, eso tampoco. Márchate, niña de mi alma, y no me pongas en tan mal paso. No es de mi carácter eso.
EL VIZCONDE. ¡Por Dios, señora...! ¡Yo no me refería a usted...! Sin embargo, consiento en perder todos mis derechos a la corona de Portugal si la señora Grelou desciende a la piscina... ¡Mírela...! Se detiene junto a las mesas... Poco a poco se llega hasta Raúl, que charla con la señorita Fraicherose y le paga el te... ¡Porque Raúl paga...! ¡Usted es testigo de que paga...!
Muchísimo hay que decir, y he de decirlo, aunque incurra en la nota de pesado. No obstante la pesadez y el desaliño con que irá escrita mi carta, yo consiento en que usted haga de ella lo que guste: ó guardarla para sí, ó rasgarla, ó dejar que el público la lea. Desde luego el título de Himno me desagrada. Un himno es un himno, y catorce sonetos son catorce sonetos.
Palabra del Dia
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