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Actualizado: 4 de mayo de 2025


La cocinera hizo un gesto afirmativo, y viendo que Marta palidecía y temblaba, le murmuró al oído: No os alarméis, trataré de estar junto a la señorita hasta que se acabe este asunto. Y el intendente, ¿dónde está, Mariana, el intendente? exclamó la viuda. No está en el castillo; creo que ha ido al bosque a hablar con los aserradores.

Cada vez que don Quintín, enviado por ella, iba al portal de la casa en que vivía le daban la misma respuesta: «No sabemos nada; se plantará aquí sin avisar, como siempre; luego come unos días de fonda hasta que puede venir Mónica, su cocineraDe cuando en cuando Cristeta leía en los periódicos las revistas de salones por ver si el nombre de Juan figuraba en la relación de algún baile; y si entraba en el estanco persona de quien ella supiese que le conocía, preguntaba con timidez mezclada de astucia.

Otro punto que también parece comprobado, es que la señora Bonnivet, su tía, era portera en la calle de Richelieu, de la casa de un solterón, del cual había sido en otra época ama de gobierno, o según decían algunos, cocinera; pero la señora Bonnivet no convenía en esto.

La casa se había montado sobre un pie más alto: vivían en un cuarto desahogado de la calle Mayor: en vez de la cocinera y la doncella que antes tenían, había ahora otros dos sirvientes más, una doncella para Julia y un criado para Miguel.

Es cierto, Marta dijo en tono más dulce la cocinera . Tenéis que confiarme a la señorita. La condesa os espera en el salón. Las llaves murmuró el aya con espanto . Y con la señorita, ¿qué van a hacer? ¡Ah! va a ser severamente castigada por su imprudencia suspiró Mariana . Sin embargo, la compadezco. ¿La van a maltratar?

Pues la cocinera m'a dicho que la señorita ha sío cómica, que una vez la vio de trabajar, pero que ahora está desconocía, porque está muchísimo más guapa; y que fuera de Madrid tomó relaciones con un señor y se casó; pero algunos dicen que no están casaos, y que por eso no la quién ver sus tíos, que son estanqueros; y otros dicen que ella es la que no le da la gana de ajuntarse con ellos, porque le da vergüenza de que son gente ordinaria; y me extraña, porque la señorita es buena.

Hasta una mujer, «Pepa la Gallega», la cocinera del estanciero don Lucas, habíase también esfumado una noche, como llevada por el diablo... El diablo debía andar sin duda metido en el asunto. Sería el padrino o el compadre del ogro... Y como tenía padrino, tenía también el ogro su nombre propio. Llamábasele «el Chucro», sin que nadie supiese quiénes, cuándo y cómo lo bautizaran.

Dos o tres años antes de comenzar la acción de este relato tuvo don Juan que ausentarse de Madrid, y queriendo dar a Mónica una prueba del cariño que le profesaba, le regaló unos cuantos miles de reales, que ella invirtió en poner una casa de huéspedes, mas sin envilecerse guisando para ellos; antes al contrario, tomó cocinera que lo hiciese: de este modo se improvisó señora y no puso mano en cazuela a beneficio de quien acaso no supiese saborear su trabajo.

Es modesto para la señorita de Brenay que quiere hacer una vida de 10.000 afirmó la Bonnetable con bastante razón esta vez. No se comprenden semejantes exigencias... Su cocinera dijo una vez a la mía... Si escucha usted los chismes de las criadas dijo la abuela, no oirá nada serio...

¿Y qué es lo que han dicho de vos? ¿Os despiden o podéis quedaros? Me echan balbuceó Marta temblando de emoción y sin entender casi lo que la cocinera le preguntaba. Despedida y sin remedio, ¿no queda ninguna esperanza? Es una desgracia, Marta, y os compadezco sinceramente. La señorita me contó cómo pasaron las cosas. Vos no tenéis la culpa. ¿La señorita? preguntó Marta . ¿Cómo se siente?

Palabra del Dia

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