United States or Iran ? Vote for the TOP Country of the Week !


Cuando usted vuelva las cartas estarán clasificadas... De todos modos, las tres cuartas partes irán ciertamente al castillo. Entonces me dejo convencer, señorita. He visto a esa recién casada tan alta como esto, y rezaré con gusto un pater por ella, si me acuerdo. Rece usted dos, Marcial; uno por usted y otro por . Convenido, señorita; haré el encargo militarmente.

Una orquesta, oculta detrás de un biombo, toca los trozos de los mejores maestros, mientras que usted realiza cortejos tomados de jarrones etruscos, de bajorrelieves, de medallones y de reconstituciones cuidadosamente clasificadas. Así preparamos una juventud digna de este país...

Entre las representaciones sensibles arriba clasificadas, y que podríamos llamar pasivas, espontáneas y libres, hay diferencias notables que conviene observar. Al estar en presencia de un objeto, con los ojos abiertos nos es imposible no verle: y aun el no verle de cierta manera, en no alterando el punto de vista ú otras condiciones de la vision.

Dejó el insigne bibliófilo otra prueba más de su inteligencia y de su infatigable labor en el grueso volumen que contiene el Catálogo de dichas estampas, el cual en su primera hoja lleva M. S. el epígrafe siguiente, puesto, probablemente, por alguno de los bibliotecarios capitulares del siglo XVIII. «De picturis quas Colón adquisiverat» en lo que no anduvo cierto quien lo escribió, pues el Catálogo no fué de pinturas, seguramente, sino de estampas; bastando para confirmar tal parecer el número extraordinario de las que se describen y los epígrafes con que están clasificadas, que indican los tamaños del papel y los diferentes grupos ó series que constituían la colección; hecho todo con una minuciosidad, que asombra la suma de paciencia invertida reveladora del cariño con que don Fernando hizo el Catálogo .

En encierran algo de animal, algo de mineral, y últimamente acaban de ser clasificadas en la nomenclatura de los vegetales.

Pero fuera de esta y alguna otra excepción muy señalada, las tablas que nos quedan del siglo XV, interesantísimas para el estudio del arqueólogo, y no bien clasificadas aún, dicen poco al puro sentimiento estético, y los nombres de sus obscuros autores Fernando Gallegos, Juan Sánchez de Castro, Juan Núñez, Antonio del Rincón, Pedro de Aponte, no despiertan eco ninguno de gloria.

Toda la Memoria estaba escrita en el francés estrafalario que hablaba el señor de Sieboldt: «Si yo tenga accionistas... si yo reuniría fondos...» esos defectos de pronunciación que le hacían escribir desatinos como éstos: «Los grandes botes del Asia» por «los grandes vates del Asia» y «el Jabón» en lugar de «el Japón...» Agréguese a esto, frases de cincuenta líneas sin signos de puntuación, sin una sola coma, sin ningún descanso para respirar, y, no obstante, tan bien clasificadas en el cerebro del autor, que le parecía imposible suprimir ni una sola palabra, y cuando me ocurría tachar una línea en un lado, la volvía él a escribir un poco más lejos... ¡Lo mismo da!

Pero no se crea por esto que dicha clase se distinga de aquélla exactamente, acaeciendo con frecuencia, que no se sepa á punto cierto si determinadas comedias han de ser clasificadas de una ó de otra manera, ofreciendo propiedades, no comprendidas en ninguna de las distinciones mencionadas, ó que, en parte sólo, pertenecen á ellas.

Para hacer resaltar este carácter especial de sus poesías, han sido clasificadas bajo un órden metódico, dividiéndolas en cinco libros y agrupándolas por séries segun sus afinidades. El «Libro Primero», comprende sus poesías patrióticas, escritas casi todas durante la gloriosa lucha de la libertad contra la tiranía, en la que el autor manejó al mismo tiempo la lira y la espada.

Para un hombre tan metódico como míster Robert, que tenía clasificadas las horas del día y llevaba el debe y haber de su vida, con la misma escrupulosidad que el libro mayor de la casa, el carácter inconsistente de su socio, aquella falta de instrucción y de juicio, que denotaba en sus actos y en sus palabras, no podía inspirarle confianza ni simpatía.