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Actualizado: 5 de mayo de 2025
Por supuesto que la restricción ó la compulsión producían su efecto mientras estaban vigentes; pero toda otra clase de disciplina moral, ya se dirigiere á su inteligencia ó á su corazón, daba ó no daba resultados según fuera la disposición caprichosa de su ánimo á la sazón.
A fines de mayo es cuando los bosques de las montañas de Langres se muestran en toda su gloria y el tiempo convida como nunca al paseo. Un suave vientecillo había secado los caminos; el cielo, de un azul purísimo, sonreía, por encima del renaciente follaje; bordaban toda clase de flores las márgenes de los caminos y los pajarillos cantaban por doquier.
Por otra parte, Poldy, que amaba la soledad, sentía invencible repugnancia a irse a vivir vida conventual, entre otras canonesas, en la casa de su instituto. Para vivir sola, según su clase, ya en Viena, ya en otra ciudad, sus rentas eran insuficientes.
Ella le recomendó á Karl, compatriota desgraciado que, luego de rodar por varias naciones de América y ejercer diversos oficios, vivía al lado suyo en clase de caballero cantor. Madariaga había gastado alegremente muchos miles de pesos.
Si el temperamento sano de las dos primeras regiones permite que puedan realizarse en ellas toda clase de mejoras, no se puede esperar otro tanto de la region calurosa, en donde reinan, sobre todo en el fondo de los valles, fiebres intermitentes que atacan con vigoroso encono á todos los que fijan allí su residencia.
A los lados de la popa del pontón, en las aristas, había chaflanes con vidrieras llenas de adornos barrocos. A esta clase de chaflanes llamaban en los navios antiguos los jardines. No había manera de pasar por encima de ellos. Dame la lima me dijo Ugarte. Se la di.
A ponernos de acuerdo desde el principio, ¡alma mía!, y para eso es necesario que antes nos conozcamos... En cuanto a mí voy a deciros claramente lo que soy... Os habrán contado probablemente que yo era un libertino, un depravado, un don Juan... nada de eso, amiga mía... no soy más que un hombre de mi época, desprendido de toda clase de preocupaciones... un hombre que puede someterse a las costumbres, y a su tío... pero no me enajena la independencia.
La Pampita no es de esa clase, Melchor, y tan no lo es, que se conserva hace tiempo en la misma actitud y no la modificará ni por mí ni por nadie. Vuelve mañana; insiste; plantea un dilema de términos extremos, y ya verás... ¡La Pampita no puede ser una mujer distinta de todas!
Y después de esta primera noche, las pasó todas en el estudio. Julio acabó por admirarle como un reflejo de su personalidad. ¡Lo que sabía aquel Argensola, venido de Madrid en tercera clase y con veinte francos en el bolsillo para «violar á la gloria», según sus propias palabras! Al ver que pintaba con tanta dureza como él, empleando el mismo dibujo pueril y torpe, se enterneció.
El nombre de éste sonaba sin cesar en el silencio del crepúsculo, acompañado de toda clase de insultos. ¡Baixa, cobarde! ¡Asómat, morral! . ¡Baja, cobarde! ¡Asómate, morral! Y la barraca permanecía silenciosa y cerrada, como si la hubiesen abandonado.
Palabra del Dia
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