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Actualizado: 15 de junio de 2025
Sucesor, Camps, que le puso casa con gran rumbo. Parecía hombre muy rico; pero luego resultó que era un trampa-larga. Antes de venir a Madrid le dio a ella olor de chubasco, y a poco de estar aquí vio que se venía la tempestad encima. Camps traía recomendaciones para el director del Tesoro, y quiso cobrar unos pagarés falsos de fusiles que se suponían comprados por el Gobierno.
Esteven dijo que iría al Ministerio y haría que Eneene destituyera a don Pablo Aquiles. ¡Eso, eso exclamó la señora, que les corten los víveres y que vayan a pedir limosna! Pasado el chubasco, Susana consiguió aplacar los ánimos y obtuvo la promesa de que nada se intentaría contra la desgraciada familia.
Miguel aguantó el chubasco con la cabeza baja y sin chistar. Y ya que se hubo bien desahogado tío Manolo se marchó dando un gran portazo. Pero al otro día vino tan risueño como si tal cosa, salieron juntos a paseo y por la noche le llevó al cuarto de la Albini.
Clarificándose sin cesar por las asperidades del fondo y de las márgenes, la corriente que por arriba había enturbiado el violento chubasco ó los hundimientos de tierra, recobraría bien pronto su pureza si en su marcha no derribara continuamente de un lado para edificar en otro.
Derrama el sol su oro por los ampos, en un derroche de alegrías gualdas, irisando el techar del caserío; y fingen, en el verde de los campos, diamantes en monturas de esmeraldas las cristalinas gotas de rocío. Llueve torrencialmente, y el chubasco es tan pródigo en agua que sepulta los caminos en lodo. El sol se oculta tras cortinas de nubes. De un peñasco,
El sol relucía iracundo en las alturas con grandes ansias de reducir á cenizas todos los verdores del valle. El viento perezoso no les daba ayuda con leve y fresco soplo siquiera. Los árboles, las hierbas, las plantas y las flores sufrían á pie firme aquel chubasco de rayos con dignidad y resignación.
Pero, con el transcurso del tiempo, el semblante del doctor fue acusando cada vez más severidad y llegose a notar que su mal humor solía desahogarse, deshaciéndose en reproches sobre Amaury. No pocas veces alcanzaba el chubasco a Magdalena, a aquella hija adorada, a la cual había prodigado a raudales un amor del que sólo parecía susceptible un corazón materno.
Se hablaba de la llovida República, como se habría hablado de un chubasco que acabara de caer. Nada de lo que dentro de las Cortes pasaba se traslucía fuera.
¿De donde vendrá ese chubasco? dijo para sí, palpando en torno suyo ; no lo sé... no adivino; una silla... pues señor, estoy en mi casa... una cama mullida... afírmome en lo dicho... y á obscuras... me afirmo más; calabozo tenemos, guardados estamos, y... sueño tengo; dejémonos de suposiciones inútiles, y acostémonos, y continuemos el sueño interrumpido.
Unos se quedarán en da que guardacostas por los mares de acá, y se refiere tó ello á ná, á barloventear, como quien dice, de este puerto al otro, y á correr un chubasco de vez en cuando; pero como nos conocen estas aguas, no hay cuidao por ello. Otros irán á la otra banda, al apostaero.
Palabra del Dia
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