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Actualizado: 8 de mayo de 2025


Don Ramón había dejado la máquina ajustada y montada perfectamente; sólo faltaba el engrase para que siguiera marchando, y allí estaba su viuda, siempre activa, apenas notaba el más leve chirrido en los engranajes. En el gobierno de la provincia se hablaba del distrito con la misma seguridad que en otros tiempos. Es nuestro. El hijo de Brull tiene igual fuerza que su padre.

Después de un buen rato de espera rechinaron los goznes con cierto chirrido prolongado semejante á un lamento, y apareció una vieja, la cual, sin aguardar la pregunta del mancebo, le dijo en tono áspero: El señor cura está arriba. Y á paso acelerado fué á hundirse por una puertecilla, que más parecía agujero, de donde salían bocanadas de humo y fuerte olor á guisado.

Me arrodillé y apliqué el oído a su pecho; pero antes de que pudiera cerciorarme de su muerte el chirrido de las cadenas del puente al bajarlo, y un momento después descansaba en su lugar contra el muro, del lado del foso en que yo estaba. Iba, pues, a verme cogido en una trampa, y el Rey conmigo, si todavía estaba vivo. Tenía que abandonarlo a su suerte.

Pasó con prodigioso salto por encima de la familia, galopando furiosamente á través de los campos. Iba instintivamente en busca de la acequia, y cayó en ella con un chirrido de hierro que se apaga. Tras él, arrastrándose cual un demonio ebrio y lanzando espantables gruñidos, salió otro espectro de fuego, el cerdo, que se desplomó en medio del campo, ardiendo como una antorcha de grasa.

El buque inglés pretendía escapar valiéndose de su velocidad superior. Entonces el submarino le enviaba un torpedo... Todo esto había ocurrido en veinte minutos. De pronto se extinguían los ecos de la lejana tragedia al cortarse la comunicación. Un chirrido más fuerte en los aparatos, y ¡nada!... el silencio absoluto.

El alboroto había subido de tal suerte y la gritería era tan escandalosa, que algunos balcones de la vecindad dejaron escapar un chirrido y se abrieron discretamente. Las cabezas investigadoras que por ellos asomaron, no logrando enterarse de lo que ocurría y temiendo resfriarse, se retiraron al instante.

Quise desvanecer el celaje que envolvía mi inteligencia haciéndome estúpido, y me pregunté si lo que acababa de presenciar era reproducción de aquella burla de mis sentidos que poco antes me había hecho ver una mano en un pedazo de papel y oír mi nombre en el chirrido de una puerta.

En la inmovilidad de los puertos entraban por el ventano el chirrido de las grúas, los gritos de los cargadores, las conversaciones de los que ocupaban los botes en torno del trasatlántico. En alta mar era el silencio fresco y rumoroso de la inmensidad lo que llenaba su dormitorio.

Los rebaños se esparcían por las faldas marcándose sobre el verde fondo, como enormes piedras blancas, las ovejas de gruesos vellones. A lo lejos, sonaba el chirrido de invisibles carretas. Aresti llegó al monasterio á las siete. Su aspecto monumental y aparatoso, su fealdad solemne, contrastaban con la soledad y el silencio de los campos.

Los chorros afilados, o en láminas, o divididos en hilos penetrantes como agujas de hielo, atacan encarnizados con el áspero chirrido del acero. Rufete, que ya conocía el lugar y la maquinaria, se defendió con fiero instinto. Le embrazaron, oprimiéndole en fuerte anilla horizontal de hierro sujeta a la pared, y allí, sin defensa posible, desnudo, recibió la acometida.

Palabra del Dia

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