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Actualizado: 6 de junio de 2025


Aquella casa la repelía arrojando sobre su alma una sombra triste y lúgubre, y al mismo tiempo la llamaba a y la retenían los amorosos recuerdos. Llegó la temprana noche. La marquesa había resuelto abrir el cuarto de su hija difunta, que estaba cerrado desde la muerte de esta, acaecida nueve años antes.

Mira, Leoncio, si ves, Por do yo pueda decir, Que no me haya de salir Todo mi gusto al reves! De toda nuestra ventura Cerrado está ya el camino, Sino, digalo, Marquino, El muerto, y la sepultura,

«Miá este dijo uno de los chicos del carbonero, atacando al general en jefe con el codo, así como los pollos embisten con el ala . Dice que me ponga detrás... Si no te callas, puñales, te pego la bofetá del siglo. Pega, hombre, pega chilló Rafael preparándose a recibirle, animoso, imponente, con el puño cerrado, y presentando también el codo y antebrazo como un escudo . Vamos, hombre...

«Y ese majadero la martirizaba de tal modo desde el primer día de matrimonio, que la infeliz, prefiriendo la libertad en la ignominia a una esclavitud insoportable, se escapa de la casa, y se echa otra vez a la calle, como en sus peores tiempos. En esto me encuentra y me pide amparo». Jacinta no había cerrado todavía la boca.

Si tienen ustedes necesidad de un consejo, yo se lo daré como dilettante. No me consolaría nunca si ustedes me tuvieran por un espíritu cerrado á la razón y á la piedad. Pero la lucha que van á emprender, recuerden bien que se lo he dicho, es la del puchero de barro con el de hierro. He hablado á ustedes como amigo.

Si, como temía, don Víctor no le había cerrado la salida del parque de los Ozores, si nada había ocurrido, en el lecho estaba don Álvaro tranquilo, descansando del placer.

Ante los designios de la Naturaleza, de la Humanidad, del gran Todo, ¿qué puede el hombre? ¡El hombre! esa hormiga, menos aún, esa pulga... todavía mucho menos. Ese coquito... menos aún, ese... ¡puñales! agregó Torquemada con sarcasmo horrible, remedando la voz de la sibila y enarbolando después el puño cerrado.

La era de las discordias civiles se ha cerrado también en el suelo argentino, porque las causas que la producían han cesado, con la organización definitiva de la nación.

Distraido con estas ideas, no se fijó en los grupos de estudiantes que tan de mañana volvían de la ciudad como si se hubiesen cerrado las aulas; menos aun pudo notar el aire preocupado que tenían algunos, las conversaciones en voz baja, la señas misteriosas que entre cambiaban.

Gozando de más libertad que en Madrid, con gozar aquí mucha, tan pronto se le veía con una dama del brazo como con otra, creyendo a puño cerrado que la Naturaleza sólo es bella por su rica variedad.

Palabra del Dia

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