United States or Angola ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pero estalló la guerra, y a medida que se cerraban cabarets en Europa, comenzaron a abrirse cabarets en Madrid.

Si sus barcos se perdían, estaban asegurados; si las huelgas cerraban momentáneamente sus fábricas, no por esto sufriría su capital grandes mermas: si se agotaban las minas de Bilbao, él tenía otras y otras en distintos puntos de España, que aguardaban la explotación.

Se pasaban los meses y los años sin que la planta de un hombre imprimiese su huella en él. Los altos muros negros y carcomidos, que cerraban en semicírculo la playa, esparcían sobre ella silencio triste. Sólo el grito de algún pájaro marino, al cruzar de un peñasco a otro, turbaba la eterna y misteriosa plática del mar.

Ya era la mitad de Diciembre y amenazaba el cielo inundar las campañas con las lluvias, que cerraban el camino para la vuelta; pero con todo eso, porque tantos trabajos no quedasen frustrados, quiso gastar otros ocho días en aquella empresa que tantos, y no más, parecían necesarios para llegar á las costas del Paraguay, como lo afirmaban algunos indios viejos, quienes por unas montañas fragosas que tenían delante, se acordaban del país, por donde cuando mozos anduvieron con sus paisanos para mover guerra á los Guarayos que viven á la ribera del río Paraguay.

Había que dar gracias á Dios, que le permitía al fin vivir tranquilo en aquel paraíso. ¡Qué tierras las de la vega!... Por algo, según las historias, lloraban los moros al ser arrojados de allí. La siega había limpiado el paisaje, echando abajo las masas de trigo matizadas de amapolas que cerraban la vista por todos lados como murallas de oro.

Sintiose un leve soplo de viento ábrego y la espesa capa del cielo comenzó a enrarecerse despidiendo tenue y escasa claridad, que hizo resaltar las siluetas de los soldados y los árboles y los enormes bultos de las montañas que cerraban el valle. El silencio en la comitiva era sepulcral. Los presos no cambiaban entre palabra alguna, devorando su rabia y tristeza.

Según avanzaba hacia El Moral, las cualidades marineras de la brisa fueron sobrepujando a las terrestres: se hizo más intensa, llegando hasta soplar con violencia en algunos parajes, cuando las falúas pasaban frente a alguna cañada formada por las colinas o lomas que cerraban la cuenca de la ría.

Su cara era una mueca horrible, sus ojos se abrían y se cerraban automáticamente; sus piernas estaban paralizadas, su cuerpo hundido en el sillón, sus manos muertas. Le Tas no había conocido más que un sentimiento humano: adoraba a Honorina. La monstruosa criatura se arrojó sobre el cuerpo de su dueña lanzando un grito como el que no es posible oírlos más que en el desierto.

El estilo plateresco mostraba su gracia juguetona en la portada del claustro, y hasta el arte churrigueresco tenía la mayor de sus muestras en el famoso transparente de Tomé, que rompe la bóveda detrás del altar mayor para dar luz al ábside. En las tardes de asueto, Gabriel abandonaba el Seminario, vagando por la catedral hasta la hora en que se cerraban sus puertas.

Nada, a no ser un sonrojo hesitante, traicionó la emoción causada por los pensamientos que se agolpaban a su espíritu, cuando aceptó sentarse junto al señor Crackenthorp, porque era instintivamente tan exacta y hábil en todos sus actos y sus lindos labios se cerraban con una firmeza tan tranquila, que le hubiera sido difícil parecer agitada.