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Actualizado: 16 de junio de 2025


Preséntase Antonio, y anuncia á su hija que la obligará á obedecer sus órdenes. Julia queda dudosa; acude entonces Celia, y trae un frasco, que le ha entregado Aurelio, conocedor de todos los secretos de la naturaleza; Julia, para salvarse, ha de beber todo el líquido que contiene. Apúralo la desdichada; siente en seguida los efectos del veneno, y cae en tierra pronunciando el nombre de Roselo.

Celia, mi tía mayor, que había concluído de dormir la siesta, cruzó el patio y Alfonso la llamó en silencio con la mano. Momentos después Celia lanzaba un ¡oh! ahogado, llevándose las manos a la cabeza. ¡Pero, cómo! ¡Qué horror! ¡Pobre, pobre Mercedes! ¡Qué golpe! Era menester resolver algo antes que Mercedes se enterara. ¿Sacarme, con vida aún?... El pozo tenía catorce metros sobre piedra viva.

Retíranse los convidados, y Julia se queda sola con su doncella Celia; confiésale la repentina pasión que se ha despertado en su pecho, pero se arrepiente de su precipitada promesa, y expresa su resolución de esforzarse en dominar su amor; pero éste es tan poderoso, que al fin la vence. Las dos escenas que siguen, son superfluas para el curso de la acción.

Terminado el almuerzo, se dispuso la siesta bajo la caliginosidad creciente de un día de fuego y poco después de las 4 la caravana continuó su marcha en línea recta, a la «Celia». Durante esta jornada se habló de Anastasio especialmente, pues habían quedado Lorenzo y Ricardo impresionados con él.

Ya enamorado de la señora Miguelina, había permanecido frío a tales avances y desdeñado esta conquista demasiado fácil. En el estado de espíritu en que sentíase aquella tarde, el encuentro de esa mujer habría de serle poco agradable; sin embargo, no quiso humillar a la Fleurota y le respondió precipitadamente: En efecto, me acuerdo muy bien... ¿Cómo le va, Celia?

Lo cual, hiriendo mi doble vanidad de muerto y de vivo, avivó mi sed de venganza. Media hora después mamá volvió a preguntar por , respondiéndole Celia con tan pobre diplomacia, que mamá tuvo en seguida la seguridad de una catástrofe. ¡Eduardo, mi hijo! clamó arrancándose de las manos de su hermana que pretendía sujetarla, y precipitándose a la quinta. ¡Mercedes! ¡Te juro que no! ¡Ha salido!

Lo que me abrasaba era pensar que estaba enamorada de Don Vela; lo que me quitaba el juicio era imaginar la conformidad de sus voluntades; pero en viendo que estaba forzada, violentada, afligida, que le afeaba, que le ponía defectos, que maldecía á su madre, que infamaba á Gerarda, que quería más á Celia, y que me llamaba su verdad, su pensamiento, su dueño y su amor primero, así se me quitó del alma aquel grave peso que me oprimía, que vían otras cosas mis ojos, y escuchaban otras palabras mis oídos, de suerte que cuando llegó la hora de partirse, no sólo no me pesó, pero ya lo deseaba

La puente de Mantible. Saber del mal y del bien. Lances de amor y fortuna. El príncipe Constante, y Peor está que estaba, se imprimieron, por vez primera, en el año de 1635. El escondido y la tapada, representada probablemente, por vez primera, en 1637. Los versos En Italia estaba Celia Cuando la loca arrogancia Del francés sobre Valencia Del , etc... El mayor encanto, amor. Argenis y Poliarco.

Tomé, criado suyo Vobadilla. Celia María Victoria. Lisena Autora. Fénix María Ca. La discordia en los casados. Autógrafo. Fecha: Madrid 2 de agosto de 1611. Lo que pasa en una tarde. Autógrafo. Fecha: Madrid 22 de noviembre de 1617. La niñez del Padre Roxas. Autógrafo. Fecha: Madrid 4 de enero de 1625. El desdén vengado. Autógrafo, con la firma de Lope. Fecha: Madrid 4 de agosto de 1617.

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