United States or Venezuela ? Vote for the TOP Country of the Week !


Id por la escala luego, y vos, Ermilio, Haced que mi rodela se me traiga, Y la celada blanca de las plumas, Que á fe que tengo de perder la vida, O sacar desta duda al campo todo. Ves aqui la rodela y la celada, La escala vesla alli la trae Olimpio. Encomendadme á Jupiter inmenso, Que yo voi á cumplir lo prometido.

Se creía blanco de la enemiga de los Guisas por haber sacado á luz en las Relaciones los proyectos de confederación que formaron con D. Juan de Austria; presumía que la envidia de Villeroy le armara alguna celada, llevando la desconfianza al límite de entender que Gil de Mesa, su alter ego, le espiaba y vendía al Rey, y que éste, para alcanzar arreglo ventajoso con España, entregaría á D. Felipe la persona de su fugitivo secretario .

Más adelante, los Guaycurús, gente valerosísima, pero jurados enemigos del nombre de Cristo y de los españoles, en todos tiempos y lugares, por gran espacio del camino, de día y de noche, les disputaron el paso con las armas y estuvieron siempre á la mira para ver si podían dar sobre ellos y apresar el barco, y ó prender ó matar á los pasajeros; y una vez, á no haberse, por misericordia de Dios, levantado de repente un viento que llevó la embarcación á otro paraje, hubieran caído infaliblemente en sus manos, dando en una celada de centenares de dichos Guaycurús, que, escondidos en el agua hasta la garganta, esperaban para dar en ellos, á que el barco se pusiese á la bolina para pasar una estrechura, que por haber bajado la creciente, era muy difícil de montar.

Y, dándosela a su amo, se la puso luego en la cabeza, rodeándola a una parte y a otra, buscándole el encaje; y, como no se le hallaba, dijo: -Sin duda que el pagano, a cuya medida se forjó primero esta famosa celada, debía de tener grandísima cabeza, y lo peor dello es que le falta la mitad.

Vamos a ver, hipócrita, cobarde, ¿cuánto dinero os ha dado Federico para traicionarme? ¡Hasta dónde puede llegar la falsedad! La señora es modesta, instruída, reservada; hay que medir las palabras con ella, ¡es tan sensible!... ¡Y esta miserable ladrona vende el honor de mi casa, por dinero! ¡, ! Atreveos a disculparos; sois una desvergonzada; pero vos misma habéis caído en vuestra celada.

Y el primero que fue a descargar el golpe fue el colérico vizcaíno, el cual fue dado con tanta fuerza y tanta furia que, a no volvérsele la espada en el camino, aquel solo golpe fuera bastante para dar fin a su rigurosa contienda y a todas las aventuras de nuestro caballero; mas la buena suerte, que para mayores cosas le tenía guardado, torció la espada de su contrario, de modo que, aunque le acertó en el hombro izquierdo, no le hizo otro daño que desarmarle todo aquel lado, llevándole de camino gran parte de la celada, con la mitad de la oreja; que todo ello con espantosa ruina vino al suelo, dejándole muy maltrecho.

Limpias, pues, sus armas, hecho del morrión celada, puesto nombre a su rocín y confirmándose a mismo, se dio a entender que no le faltaba otra cosa sino buscar una dama de quien enamorarse; porque el caballero andante sin amores era árbol sin hojas y sin fruto y cuerpo sin alma.

Cayó Rocinante, y fue rodando su amo una buena pieza por el campo; y, queriéndose levantar, jamás pudo: tal embarazo le causaban la lanza, adarga, espuelas y celada, con el peso de las antiguas armas. Y, entretanto que pugnaba por levantarse y no podía, estaba diciendo: ¡Non fuyáis, gente cobarde; gente cautiva, atended!; que no por culpa mía, sino de mi caballo, estoy aquí tendido.

En punto a revoluciones, debiéramos también imitar al hidalgo manchego, que se contentó con romper una sola vez la celada, ufanándose al reconocer lo cortante de su espada y lo pujante de su brazo; pero, ya la celada recompuesta, se guardó muy bien de acuchillarla de nuevo, y la dio por buena y resistente aunque no lo fuese.

Lazcano muy malvado de celada, Con ánimo endiablado se le queja, Diciendo no conviene que tuviese Por un tirano el mando, y desistiese. Y que él con los leales trataría, Que en nombre del Gran Carlos se eligiese, Y aquesto facilmente lo haría, Sin que persona alguna lo impidiese.