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Actualizado: 11 de junio de 2025
Blanca le hacía toda clase de fiestas y cariños al insinuante abate: al sentársele al lado, aquella criatura, fría e impávida, se volvía una gata mimosa con el clérigo: le besaba respetuosamente el dedo ceñido por el anillo de regla: le tomaba el capelo, le traía ella misma la taza de té y le ponía en la boca alguna rica golosina de Roverano, con una gracia indescriptible.
Había trabajado en las fábricas, había servido á una familia como doméstica, pero al fin sus hermanas le dieron el ejemplo, cansadas de sufrir hambre; y allí estaba, recibiendo unas veces cariños y otras bofetadas, hasta que reventase para siempre. Era natural: donde no hay padre y madre, la familia termina así.
Se preocupaba de ellos con cariños de «madrina», enviándoles chocolate, comestibles selectos, todo lo que podía extraer de la despensa de Villa-Sirena sin detrimento del servicio. Algunas cartas llegadas del frente le hacían llorar y reir de emoción. Un voluntario le pedía el envío de una buena navaja de España, por haber roto la suya en un encuentro nocturno.
Y yo le daré otro si viene acá gritó el enfermo queriendo echarse fuera de la cama. Sí, vengan todos los cariños que queráis dijo el tacaño, dejándose abrazar por ambos.
Estas caricias apasionadas por parte de una persona tan avara de expansiones conmovió a Fabrice hasta lo íntimo del corazón, como si esos cariños hubiesen sido concedidos a él mismo, y todos sus temores, todas sus ansiedades se desvanecieron al soplo de esos besos.
Blanca tuvo una pasajera contrariedad; se acercó a su esposo, le hizo algunos cariños de fórmula, lo puso en el caso de que le suplicase a ella misma que no dejase de ir al baile de máscaras, y simulando hallarse bajo el imperio de una orden, comenzó a preparar su traje que ya estaba pronto desde muchos días atrás.
Hasta las palomas, hija mía, hasta las palomas cuando pasan de cierta edad, se hacen cariños así... de una manera sesuda». Jacinta se reía con esto; pero no admitía tales componendas.
Casi siempre se veían en casa de Vegallana; allí eran sus cariños furtivos, precipitados; pero el reposado dominio de horas y horas de voluptuosa intimidad no era posible conseguirlo, si no se buscaba lugar menos expuesto a sobresaltos, intermitencias y disimulos.
Desde hoy tienes quien se interese por ti y te mime y te haga cariños.... No seré yo sola, pues Pablo te estima... me lo ha dicho. Los dos te querremos mucho, porque él y yo seremos como uno solo.... Desea verte.
Entre tanto, los cariños de Milagros eran tan extremados, que Rosalía no sabía cómo agradecerlos. A menudo hablaban de trajes y modas, aunque la de Bringas no tenía gusto para nada, mientras su esposo estuviese enfermo.
Palabra del Dia
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