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Actualizado: 28 de junio de 2025
No hacía más que estar al quite, acudiendo con el capote allí donde Fortunata se veía en peligro por torpeza de lenguaje. Cuando salió doña Lupe, creyó que debía acompañarla hasta la calle, y así lo hizo. «Si es una bobona... dijo la viuda a su sobrino ; tal para cual... Parece que la han cogido con lazo.
¡Por quien soy! exclamó uno de los convidados tendiendo á su alrededor la vista, que el local es de los menos á propósito del mundo para una fiesta. Efectivamente, dijo otro, nos traes á conocer á una dama, y apenas si con mucha dificultad se ven los dedos de la mano. Y sobre todo, hace un frío, que no parece sino que estamos en la Siberia, añadió un tercero arrebujándose en el capote.
Ella también esperaba a su esposo en otro tiempo, le acariciaba con la mirada al llegar, tomaba de sus manos el capote de agua, la caja de los aparejos y el cesto de las provisiones y los llevaba con alegría a casa. Mariano llegaba poco después y se sentaba al amor de la lumbre, haciendo bailar entre sus manazas al tierno niño que contaba pocos meses.
No tenía usted ya trece años como cuando mi tío tuvo la buena fortuna de serle presentado; pero no debía usted de tener más de trece... Estaba yo entonces terminando mi año de voluntario en Orleáns, en el batallón de su señor padre de usted, y parece que me estoy viendo torpe y embarazado con mi capote demasiado largo ante una joven de falda corta, grandes manos y largos pies, como Blanca hace dos años, que me puso un muñeco en la mano y me dijo en tono autoritario: No olvide usted el número, militar; una cabeza absolutamente igual, pero con cabello rubio.
Después hirvió en un puchero un puñado de anilina roja comprada en una droguería, y sumió en este tinte el viejo lienzo. Juanillo admiró su obra. ¡Un capote del más vivo escarlata, que iba a despertar muchas envidias en las capeas de los pueblos!... Sólo faltaba que se secase, y lo puso al sol entre las ropas blancas de las vecinas.
Un poco se sobrecogió porque aquellos cafres no se distinguían por un respeto exagerado al clero y la nobleza. Por eso al pasar dijo en alta voz y muy finamente: Buenas noches nos dé Dios. Algunas risotadas indecentes fueron la única respuesta á tan cortés saludo. D. Lesmes quedó acortado, pero dijo para su capote: «Menos malo si paso con esto». Pero no pasó.
Entonces el alemán bajó a su camarote a proa, y volvió prontamente trayendo una almohada, un cobertor y un capote de bayetón. Con estos auxilios hizo una especie de cama, acostó en ella a los niños y los arropó con el mayor esmero.
Luisa corrió a la puerta, gritando: «¡Es él, es él!» Y casi al mismo tiempo, una mano agitada buscaba el pestillo; abriose la puerta y apareció en el umbral un soldado, pero un soldado tan flaco, tan moreno y escuálido, con un capote gris con botones de estaño tan viejo y raído, con unas altas polainas tan destrozadas, que todos los allí presentes quedáronse, al verle, sobrecogidos.
Rodó el estoque por el suelo, y Gallardo, tomando otro, volvió sobre el toro, acompañado de sus peones. El capote del Nacional estaba pronto a desplegarse junto a él para distraer a la bestia. Además, los berridos del banderillero aturdían a la fiera y la hacían revolverse cuando se aproximaba mucho a Gallardo.
¿Está malo el día? el capote de barragán: a casa de la marquesa hasta las dos; a casa de la condesa hasta las tres; a tal otra casa hasta las cuatro: en todas partes voy dejando la misma conversación; en donde entro oigo hablar mal de la casa de donde vengo, y de la otra a donde voy: esta es toda la conversación de Madrid. ¿Está el día regular? A la calle de la Montera.
Palabra del Dia
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