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Actualizado: 20 de junio de 2025


Algunos canónigos y beneficiados ocupaban sus respectivos confesonarios esparcidos por las capillas laterales y en los intercolumnios del ábside, en el trasaltar. ¡Cuánto tiempo hacía que ella no entraba allí!

Llevó en su último período al estremo este sensualismo; mas no en el primero, en que procuró conservar siempre un carácter esencialmente religioso. Las columnas de sus mezquitas aparecen casi entre tinieblas; los ajimeces no derraman sobre ella mas que una luz dudosa. Sus techos de cedro son bajos y de sencillos artesones; sus ricas capillas de mosáico y oro estan cubiertas de misterio.

Cayéronse las casas mas lustrosas, Los templos, y las mas ricas capillas, Que allí muestra las manos poderosas, Y hace muy mayores maravillas. El alto donde hay fuerzas belicosas, En freno quebrantando las mejillas De aquellos que procuran alejarse De su divino bien, y no acercarse.

La última capilla de este lado era la de Santa Clementina. Era grande, construida siglos después que las otras capillas, en el diez y siete. Tenía cuatro altares en el centro; las paredes estaban adornadas con profusión de hojarasca, arabescos y otros cosméticos del género decadente a que pertenecía. El Magistral y el Arcipreste oyeron voces dentro de la capilla.

Las capillas laterales, los rincones quedaban sepultados en sombra. En el medio de la nave brillaba sobre un grupo de fieles el resplandor azulado que dejaban caer desde la altura las ventanas del cupulino, y a veces, cuando el viento movía las cortinas, resplandecía en el aire una ráfaga luminosa, que iba a posarse en la faz apergaminada de un viejo, o en el rostro de una mujer bonita.

La asociación llamada Limosna de la luz tenía por objeto reunir, mediante modestas cuotas mensuales, fondos para llevar diariamente, en nombre de los hermanos, determinado número de velas de cera al templo donde se adorase a la Santísima Virgen en cualquiera de sus advocaciones; pero como los asociados eran muchos y pocas las velas necesarias, al cabo de cada mes quedaba en caja un sobrante respetable, que se destinaba a misas por los hermanos difuntos, funciones de iglesia, novenas, actos de desagravio al Señor por las injurias de los impíos, ofrendas al Santo Padre y regalos a templos o capillas pobres, que consistían algunas veces en objetos de metal para el culto o donaciones para mejoras, pero que generalmente eran de ropas sagradas.

Ahora que se alzan en España incontables capillas del Azar, no me negaréis que mi alquimista es un personaje de actualidad.

Los santos eran arrojados de sus capillas y arrastrados después hasta la ribera, entre las patadas y salivazos de la turba, que quería vengar en aquellos cuerpos de palo, pintados y dorados, la sangre derramada por otros de músculos y hueso. ¡Al agua los santos!

El centro de la nave lo ocupaba el piquete y la banda de música militar, en correcta formación. A ambos lados, filas de hombres, que miraban al techo o a las capillas laterales, como si no supiesen qué hacer de los ojos.

Lit. de J. Donen, Madrid. IGLESIA DE S.ta MARINA. Iglesias, conventos y capillas.

Palabra del Dia

rigoleto

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