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Actualizado: 24 de julio de 2025


Este momento creía yo que se debía aprovechar para atravesar la barra; pero los hombres estaban rendidos. Yo empecé a ver la cosa mal; los hombres se encontraban jadeantes, demasiado cansados para hacer un esfuerzo verdadero y eficaz. Nuestra inquietud iba en aumento; la moral de nuestros remeros desfallecía. A me sostenía la idea de la responsabilidad.

Sólo los libres ó solteros se juntan de noche á bailar entre y á tocar junto á su Rancho, y de aquí van continuando la danza por los caminos de esta manera: hacen una gran rueda y en medio ponen á dos que tocan las flautas á cuyo compás canta y da vueltas toda la rueda sin mudanza alguna; detrás de los hombres hacen otro semejante baile las mujeres, y estos bailes duran dos ó tres horas, hasta que cansados se echan á dormir.

Antes los hombres pasaban la noche en la taberna malgastando su jornal y hablando cosas feas. Ahora se van después de cenar al local de las Escuelas y allí se están cantando como unos benditos toda la noche. Cuando los ve cansados don Ricardo les da un cigarro, les entretiene un rato charlando y ya los tiene usted tan contentos. ¡Oh, señora, qué bien cantan ya!

D. Diego en tabla, el inglés perdiendo las entrañas, y yo ganando hasta que cansados los tres y siempre invariable y terca la fortuna, dimos por terminada la partida. ¡Oh!, en los gloriosos años de 1810, 1811 y 1812 se jugaba mucho, pero mucho.

Mas pues en tales terminos nos vemos, Que estamos como damas encerrados, Hagamos todo quanto hacer podremos Para mostrar los animos osados: A nuestros enemigos convidemos A singular batalla, que cansados De este cerco tan largo, ser podría Quisiesen acabarle por tal via.

Cansados al poco rato de esta contemplación monótona, muchos retrocedían. ¿No era más que aquello? Iba a transcurrir una hora larga antes de que estuviesen frente a ellas.

En su semblante animado parecía haberse descorrido un velo de niebla y sus movimientos, aunque llenos de calma y aplomo, no eran tan cansados y yertos como antes. Al subir ellos al tren, caía la tarde y el sol descendía con la rapidez propia de los crepúsculos del otoño.

Fuese por la distracción, por el cambio o por el aire vivificante y saludable, nadie hubiera conocido a la agonizante de la víspera, de movimientos cansados, mirada muerta y piernas inertes en la intrépida paseante que se veía con frecuencia en la «Brecha de los Ingleses», en el jardín de la «Villa Blanca», en el casino de Granville y en la playa de Saint-Pair.

A las ocho de la mañana vinieron los indios á que les comprase los caballos, de lo que me escusè, esforz ndolos á que fuesen á venderlos al establecimiento del Rio Negro; pero no fuè posible porque dicen tienen los caballos cansados, y que est lejos, por cuyo motivo querian volverse. En esta suposicion se les regalò aguardiente, harina, bizcochos, porotos y abalorios.

Los Españoles viejos muy ancianos, Con su cabello blanco y barbas canas, A la importuna muerte ya cercanos, Cansados de sufrir cosas tiranas, Echaban á monton juicios vanos, Y fingiendo esperanzas muy cercanas, Formaban el remedio deseado, Y así crecia la pena y el cuidado. Los clérigos y frailes muy á prisa Avisos para España despachaban.

Palabra del Dia

godella

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