Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 15 de mayo de 2025
Después todo el centro de la calle libre, flanqueado por dos filas de clérigos y militares con cirios; los diáconos con incensarios, asistidos por los ángeles rococós que llevaban las navetas del asiático perfume, y los canónigos con sus capas históricas de gran valor.
A fuerza de no querer pensar, por huir de sí misma, media hora después se quedó dormida. Aquella misma mañana, a las ocho, Ana, sola, pasaba por delante de la casa del Magistral. ¿A qué había ido allí? Aquel no era camino de la catedral. Una vaga esperanza de encontrar a don Fermín, de verle al balcón, de algo que ella no podía precisar, le había hecho tomar por la calle de los Canónigos.
Detrás la cruz arzobispal y los canónigos por parejas, y en último término el prelado, con su cola roja, extendida en toda su longitud, llevada en alto por dos pajes. Don Sebastián bendecía a un lado y a otro, mirando con sus ojillos penetrantes a los fieles, que inclinaban la cabeza.
De vez en cuando se hablaba en el claustro alto de la salud de Su Eminencia. Sus graves disgustos en el cabildo le obligaban a guardar cama. Hasta había tenido un ataque que hacía temer por su vida. Es cosa del corazón afirmaba el Tato, que estaba bien enterado de los asuntos de palacio . Doña Visita Hora como una Magdalena, y maldice a los canónigos viendo a don Sebastián tan malucho.
Hágase entender á Amescua que el coro de los canónigos puede conciliarse bien con el de las Musas, haciéndose lo mismo con Valdivielso, así como también que de aquellas hijas de Mnemosine nunca envejecen; y si hubiese yo ahora de calificar con epítetos particulares y las merecidas alabanzas á los que no he mencionado todavía, veríame en grandes apuros para contentarlos.
Ahora va a venir ese insigne bibliotecario de las Cortes dijo uno y nos acabará de leer su obra. Ya veo cómo tiemblan los frailes panzudos y los rollizos canónigos. Yo he dicho que debe grabarse letra por letra con oro y plata en las esquinas de las calles. ¡Aquí está, aquí está el insigne Gallardo!
Está cerrada a su terminación por la base de la torre de la basílica, esbelta y elegante como pocas en España, y sólo sirve de camino ordinariamente a los canónigos que van al coro y a las devotas que salen a misa de madrugada. En esta calle, corta, recta, mal empedrada y de viejo caserío, se alzaba el palacio de Quiñones de León.
Grosero en sus palabras, brusco de modales, cruel para con los indios de la mita y avaro hasta el extremo de que si en vez de nacer hombre hubiera nacido reloj, por no dar no habría dado ni las horas, tal era su señoría. Y para colmo de desprestigio, el provisor y canónigos del Cuzco lo habían excomulgado solemnemente por ciertos avances contra la autoridad eclesiástica.
Confundida desde hace mucho tiempo la Universidad con la Catedral, los Doctores tienen asiento en el coro, y los Canónigos en los actos universitarios.
La música religiosa en España ha marchado paralelamente con la ópera italiana, cosa que ignoran esos señores canónigos que se indignarían si en una misa les tocase algo de Beethoven, por considerarlo profano, y escuchan con unción mística fragmentos que han rodado hace años por los teatros de Italia. ¿Y el canto llano?, preguntará usted. El canto llano tiene su nido en esta Primada.
Palabra del Dia
Otros Mirando