Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 19 de junio de 2025
-Contra cuerdos y contra locos está obligado cualquier caballero andante a volver por la honra de las mujeres, cualesquiera que sean, cuanto más por las reinas de tan alta guisa y pro como fue la reina Madásima, a quien yo tengo particular afición por sus buenas partes; porque, fuera de haber sido fermosa, además fue muy prudente y muy sufrida en sus calamidades, que las tuvo muchas; y los consejos y compañía del maestro Elisabat le fue y le fueron de mucho provecho y alivio para poder llevar sus trabajos con prudencia y paciencia.
Vamos á hacer la guerra á la guerra añadió . Nos batiremos para que esta guerra sea la última. Su afirmación no le pareció bastante clara, y siguió diciendo: Nos batiremos por el porvenir; moriremos para que nuestros nietos no conozcan estas calamidades. Si triunfasen los enemigos triunfaría la continuación de la guerra y la conquista como único medio de engrandecerse.
Me he preguntado si el estado actual de la civilización era tan desesperado que no tenía ya remedios para las calamidades de la especie, y si las instituciones más solemnes consagradas por el sufragio de los pueblos adolecían también del defecto de la corrupción universal.
Esta determinacion consternó en estremo a los vecinos, y no poco á Orellana, que sentia verlos reducidos á tan mísero estado, despues de haber acreditado tanto su constante fidelidad al Soberano, con el sufrimiento de infinitas calamidades y trabajos por la conservacion y defensa de aquella villa, que quedó desamparada el dia 26 de Mayo de 1781, con un general sentimiento de cuantos se habian acogido á ella de otras provincias; y así estos como los naturales, dejaron en sus casas abandonados todos los muebles en el estado que los poseian, porque no les fué posible conducirlos á causa de la mucha escasez de bagajes que tenian.
Pero, antes que se moviese el carro, salió la ventera, su hija y Maritornes a despedirse de don Quijote, fingiendo que lloraban de dolor de su desgracia; a quien don Quijote dijo: -No lloréis, mis buenas señoras, que todas estas desdichas son anexas a los que profesan lo que yo profeso; y si estas calamidades no me acontecieran, no me tuviera yo por famoso caballero andante; porque a los caballeros de poco nombre y fama nunca les suceden semejantes casos, porque no hay en el mundo quien se acuerde dellos.
Dé gracias a Dios, pues los que tienen a su lado personas como Rosalía, ya pueden recibir calamidades y soportarlas con valor...». Don Francisco le alargó la mano conmovidísimo, mientras oía el chasquido de los frenéticos besos que la marquesa daba al ángel predilecto. A diferentes impulsos había obedecido este al hacer lo que hizo.
Está visto que Dios quería probar a la dama rondeña, porque a las calamidades del orden económico añadió la grande amargura de que sus hijos, en vez de consolarla, despuntando por buenos y sumisos, agobiaran su espíritu con mayores mortificaciones, y clavaran en su corazón espinas muy punzantes.
Había sido acomodado en su juventud; y aunque ciego después y combatido por la más grande miseria, había opuesto a estas dos calamidades tal resignación, tal fuerza de espíritu y tal constancia en el trabajo, que se había hecho notable entre los montañeses, quienes le señalaban como el modelo del varón fuerte.
No puede haber sofisma mas falaz, porque siendo clarísimas las causas de la decadencia del Imperio de Roma, y no habiéndolas disimulado algunos de sus historiadores, era necedad buscar por causa de aquellas calamidades á la Religion Christiana.
La razón de ella era que Calderón no perdonaba a su esposa la apatía, la pereza, juzgando estos vicios como verdaderas calamidades, considerándose muchas veces desgraciado por haberse unido a una mujer tan holgazana. No es que el trabajo de ella importase poco ni mucho en su casa; pero su temperamento de trabajador infatigable se revelaba en presencia de otro tan diametralmente contrario.
Palabra del Dia
Otros Mirando