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Actualizado: 3 de julio de 2025
En aquel país ya no había carreteras cubiertas de guijarros, de polvo ó de lodo; ya había dejado la llanura baja, ya estaba en la montaña, que era libre aún. Una vereda trazada por los pasos de cabras y pastores, se separa del sendero más ancho que sigue el fondo del valle, y sube oblicuamente por el costado de las alturas.
Se les han tomado 99, entre caballos y yeguas, 17 vacas lecheras, 1,114 ovejas, 200 cabras, que unas y otras se les dieron de raciones á nuestra gente.
Pronto dejamos los caballos y continuarnos a pie, guiados por entre la maleza, las lianas y los parásitos que obstruyen el paso, por dos o tres muchachos de la hacienda que van saltando sobre las rocas gregarias y los troncos enormes tendidos en el suelo, con tanta soltura y elegancia como las cabras del Tyrol.
Mientras iba pensando en estas cosas, Materne se encontraba de vez en cuando numerosos rebaños de bueyes, carneros y cabras que se encaminaban a la sierra. Había algunos que venían de Wisch, de Urmatt y hasta de Mutzig; los pobres animales no podían más.
27 y abundancia de leche de las cabras para tu mantenimiento, y para mantenimiento de tu casa, y para sustento de tus criadas. 4 Los que dejan la ley, alaban al impío; mas los que la guardan, contenderán con ellos. 5 Los hombres malos no entienden el juicio; mas los que buscan al SE
Yo topé con él varias veces y me dio lástima y grima el verle. Ya iba cruzando por entre las breñas e internándose en lo más esquivo, ya emulando con las cabras monteses, saltaba por esos vericuetos. Dos o tres veces pasó cerca de mí y me causó horror. Rota y manchada la vestidura y enmarañado el cabello, más parece fiera que hombre.
La cantidad de fresas fue asombrosa para lo temprano de la estación, y nos fueron servidas con leche de algunas cabras que Pepita también posee. Asistimos a esta gira el médico, el escribano, mi tía doña Casilda, mi padre y yo; sin faltar el indispensable señor vicario, padre espiritual, y más que padre espiritual, admirador y encomiador perpetuo de Pepita.
Las cabras silvestres, en sus alturas inaccesibles, saltaban de meseta en meseta, y únicamente cuando rodaba el trueno en el azul sombrío y los rayos como serpientes ígneas bajaban con veloz angulosidad a beber en el inmenso abrevadero del mar huían las tímidas bestias con balidos de terror a refugiarse en las oquedades cubiertas por el ramaje de las sabinas.
Roberto cumple todas sus obligaciones con la mayor puntualidad: parte leña, ordeña las cabras y, mientras tanto, hace la corte á las dos doncellas. Sus galanterías son acogidas con agrado por las dos jóvenes, y cuando el padre quiere obligarlas á casarse con otro, ambas lo rehusan, declarando que sólo aman á Rosbel.
Aunque la Princesa y sus amigas hubiesen querido ir caballeras hasta la ermita, no hubiera sido posible. El camino era más propio de cabras que de camellos, elefantes, caballos, mulos y asnos, que, con perdón sea dicho, eran los cuadrúpedos en que se solía cabalgar en aquel reino. Por esto y por devoción fue la Princesa a pió y sin otra comitiva que sus dos confidentas.
Palabra del Dia
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