Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 23 de junio de 2025


Mientras tanto, don Álvaro de la Gerra fue trazando nuevos y curiosísimos rasgos del carácter, original hasta lo increíble, de aquel hidalgo montañés. Así llegamos a la iglesia, en la que no hubiéramos logrado penetrar sin salir, como salieron de ella, parte de los que estaban dentro, los cuales apenas cabían después en el soportal, que también estaba atascado de gente.

Una señora de ciudad, que conoce lo que llamamos conveniencias sociales, hallará extraño y hasta censurable lo que voy a decir de Pepita; pero Pepita, aunque elegante de suyo, era una criatura muy a lo natural, y en quien no cabían la compostura disimulada y toda la circunspección que en el gran mundo se estilan.

También adornaban las paredes, allí donde cabían, cuadros de poco gusto, pero todos alusivos a las múltiples industrias que tienen relación con el comer bien.

Este paisaje liliputiense ofrecía la vista completa de las tierras que rodeaban el pueblo de la Presa, pero en escala tan reducida que todas cabían en el tablero. Y á través de la diminuta planicie vió de pronto galopar á un jinete no más grande que una mosca, que iba saltando con alegre soltura; la señorita Rojas, vestida de hombre y moviendo el lazo sobre la cabeza.

Estaba forjada en el yunque Calderoniano con el martillo de la dignidad social, por las manos duras de la religión. No cabían en ella las viles condescendencias que son el fruto amargo de una de las maneras de la civilización. Mientras su hija estuvo prisionera, se le permitía engalanarse, pero no salir del cuarto.

En la inmensa planicie, cabían holgadamente cuatro pueblos y podían alimentarse centenares de familias; pero la tierra era de los animales, cuyo salvajismo mantenía el hombre para solaz de los desocupados, dando a su industria un carácter patriótico.

Todo era silencio y lobreguez y amenazas de una noche tremenda para el infeliz que anduviera vivo y errante entre las inclemencias de la montaña. Mis inquietudes no cabían ya dentro de , ni yo dentro de la casona.

Seguía ella por en medio de un sendero estrecho un poco cerrado, por los bordes, de suerte que no cabían dos caballos de frente a menos que uno no se ladeara.

Y esto le pasó a Santiago cuando ya le cabían en la mollera pensamientos de cierto linaje. El primer paso le costó lo indecible; pero le dio como un valiente, y se conformó con que Ramona tomara en cuenta la insinuación sin mostrarse agraviada. Pero le advirtió que no insistiera mientras ella no lo autorizara de algún modo bien explícito.

Por último, terminó diciendo que al declararse partidario incondicional de la leña, no le impulsaba ningún móvil bastardo, que no se hacía eco de ningún resentimiento particular, porque no cabían en su corazón tales miserias vergonzosas; hablaba solamente por el deseo generoso de mantener en el Ateneo el sello espiritual que siempre le había caracterizado.

Palabra del Dia

irrascible

Otros Mirando