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Actualizado: 29 de junio de 2025


A la derecha, varias casas antiquísimas, destartaladas, con corrales interiores, rejas mohosas y paredes sucias, ofrecen el conjunto más irregular, vetusto y mísero que en arquitectura urbana o campesina puede verse.

Llovía una tarde; el cielo plomizo parecía rozar los tejados de las casas; en el salón había una luz difusa de bodega. Tocaban casi a tientas, avanzando las cabezas para leer en la mancha blanca de la partitura.

Alborotóse Rocinante con el estruendo del agua y de los golpes, y, sosegándole don Quijote, se fue llegando poco a poco a las casas, encomendándose de todo corazón a su señora, suplicándole que en aquella temerosa jornada y empresa le favoreciese, y de camino se encomendaba también a Dios, que no le olvidase.

Casas para vecinos con trazas de cuarteles, viviendas de tres ó cuatro pisos, sin patios, sin luz, sin aire, con proporciones de castillejos, vanos distribuidos con infantil simetria, pobres adornos de yeso de muy dudoso gusto, herrajes de tiritaña, muros y paramentos lisos, y algunos mármoles blancos, azules ó rojos, aplicados á solerías y zócalos.

Es muy difícil explicar a un lector cortesano, o sea a un hombre que vive en una gran ciudad, donde los dolores son fugitivos, el ambiente de dolor, de tristeza, de resignación, casi agresiva y pase la antítesis que se forma en ciertas casas de pueblo cuando se conlleva un duelo por la muerte de un deudo. El deudo que ha muerto aquí es lejano y hace muchos meses que ha muerto.

En este año dieron muerte al Veinticuatro don Fernando de Medina Melgarejo, la cual se atribuyó á don Bernardo de Rojas y Saavedra, de la Orden de Santiago. Los jurados de la ciudad representaron á la misma la conveniencia de que se suprimiesen las «Casas de la gula» cuyo número habia aumentado al punto que en este año había más de treinta.

Espero que la señora de Chanzelles y su mamá de usted, querrán permitirme que me presente en sus casas a mi regreso a París. El pesar que llevo por mi partida, sería demasiado cruel si no me acompañase la esperanza de volver a verlas pronto. Diana se sonreía todavía de esta galante declaración, cuando la señora Aubry de Chanzelles apareció en la terraza con su hija.

Donde quiera el mismo estilo de construcciones de pura piedra, tan sencillas que los muros de las casas no tienen generalmente argamasa que las una, sino que se sostienen por el aplomo y el tallado de la piedra. Donde quiera también las costumbres dulces, casi patriarcales, al lado de la actividad industrial y agrícola.

Lo que vas a hacer, es ir mañana a avistarte con tu primo y decirle que, avergonzado de tu falta, te casas con mi hermana, como debe hacerlo un caballero. Si él da su permiso, mejor: si no lo da, es igual. te casas, y procuras, corrigiéndote, no hacer infeliz a tu mujer. El señorito había echado atrás su silla, como escandalizado por lo enorme de la pretensión.

El autor debía de ser una especialidad en las muestras de casas de vacas y de burras de leche.

Palabra del Dia

lanterna

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