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Actualizado: 29 de junio de 2025
Las familias principales acostumbraban á llamar á sus casas actores, y hacerlos representar en su presencia entremeses ó comedias . Estas costumbres se observaban hasta en los conventos, cuya sacristía se transformaba entonces en teatro, y fué defendida, á pesar de las censuras del Consejo de Castilla, por ese mismo arzobispo Villarroel, antes citado.
El número de monjas obligadas crecía hasta tal punto, que ciertas casas faltas de recursos tuvieron que recurrir a la bondad real para obtener algunas larguezas. Luis XIV permitió a algunas comunidades aceptar dotes a condición de que se dedicasen a la instrucción profesional de las hijas del pueblo.
Sin embargo de tan buenas esperanzas nada llegó á hacerse entonces: luego, en 1629, volvió á resucitar el proyecto, y nuevamente quedó abandonado. Existe en las casas de Ayuntamiento. Fué hallada entre las ruinas de la ermita de Sta. Sofía y tiene esta inscripcion: SACRATA DOMUS AUGUSTO. Véase la página 244, nota 1.
En hora buena. A las doce estaré en las casas derribadas de San Martín dijo don Bernardino, y salió. ¿Y dónde nos veremos nosotros, señor alférez? dijo Juan Montiño á Ginés Saltillo. ¿Sabéis á las gradas de San Felipe? -Sí. Pues á las once y media, en las gradas de San Felipe. Montiño saludó y se volvió al bastidor. Todavía estaba allí la señora Mari Díaz.
Al encontrar en las calles transeúntes de aspecto germánico, los miraba de frente con ojos de reto. ¿Sería alguno de ellos el encargado de matarle?... Luego seguía adelante, arrepentido de su provocación, seguro de que eran mercaderes de la América del Sur, boticarios ó empleados de Banco, indecisos entre volver á sus casas al otro lado del Océano ó esperar en Barcelona el triunfo siempre inmediato de su emperador.
Pues digo bien. ¿No estoy yo cansada de ver casas de aldea en Miranda, en Cueto, en San Juan?... Y eso que, según me han dicho, estas casas son palacios, comparadas con las de las aldeas del interior.
Se llamaban Dioscórides y Sarapammon. Habían cometido multitud de estafas, irregularidades y filtraciones; y lo que dio lugar a los debates más acalorados que hubo en las Casas Consistoriales, fue que los Sres.
De otras menudencias que la escrupulosidad del narrador no permite que pasen en silencio Constaba esta vivienda, como la de muchos otros ricos hacendados de Andalucía, de dos casas contiguas, en comunicación: la de los amos y la que se llama siempre casa de campo, aunque esté en el centro de la población.
Su hijo, que después fue marqués de Casa-Muñoz, casó con la hija de Albert, el que daba la cara en las contratas de paños y lienzos con el Gobierno. Eulalia Moreno, hija también del D. Pascual y hermana del actual marqués, se unió a D. Cayetano Villuendas, rico propietario de casas, progresista rancio. Dejamos sueltos estos cabos para tomarlos más adelante.
Hay que leer a la vez lo que dice de los sacrificios de los indios el soldado español Bernal Díaz, y lo que dice el sacerdote Bartolomé de las Casas. Ese es un nombre que se ha de llevar en el corazón, como el de un hermano. Bartolomé de las Casas era feo y flaco, de hablar confuso y precipitado, y de mucha nariz; pero se le veía en el fuego limpio de los ojos el alma sublime.
Palabra del Dia
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