Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 28 de mayo de 2025
Esta desorganización de la sociedad iba de día en día aumentándose como un cáncer y avanzando hasta el corazón, si bien podía discernirse el camino que traía desde la tienda de Rosas a la campaña, de la campaña a un barrio de la ciudad, de allí a cierta clase de hombres, los carniceros, que eran los principales instigadores.
Esta vez, exclamó alegremente el soldado viendo alejarse al viajero, si atrapo el cáncer del fumador, no será con colillas... Y encendiendo voluptuosamente un cigarro de banquero, continuó su interrumpida ronda de vigilancia. Hacía un calor sofocante apenas dulcificado por la brisa del mar.
Esta cultura tan decantada, tan brillante, tan coqueta; esta civilizacion tan adornada, tan entrometida, tan jactanciosa, es una púrpura que cubre una llaga; es la sonrisa con que el cortesano oculta el cáncer de sus envidias y de sus odios, la flor desgraciada con que se corona la copa de un veneno.
2 Primero es la honra, de D. Agustín Moreto. 3 La sortija de Filomena, de D. Sebastián de Villaviciosa. 4 Antes que todo es mi dama, de D. Pedro Calderón. 5 Las dos estrellas de Francia, del maestro D. Manuel de León y del licenciado D. Diego Calleja. 6 Caer para levantar, de D. Juan de Matos Fragoso, D. Jerónimo Cáncer y D. Agustín Moreto.
Don Juan de Villegas era un vizcaíno que frisaba en los treinta y cinco años, y que llegó a Lima en 1674 nombrado para un empleo de sesenta duros al mes, renta asaz mezquina aun para el puchero de una mujer y cuatro hijos, que comían más que un cáncer en el estómago.
Has querido curarme de mi ambición desesperada. Duro ha sido el remedio. Como quien con hierro candente quema un cáncer, tú has curado el que roía mis entrañas. No sólo te perdono, sino que te agradezco la cauterización dolorosa. Mi sed de poder y de gloria se aquietó y sació con satisfacciones soñadas.
La necesidad de pagar ciertos censos atrasados y sus intereses había sido causa de que la casa se gravase con una hipoteca no muy cuantiosa; pero la hipoteca es como el cáncer: empieza atacando un punto del organismo y acaba por inficionarlo todo.
Contiene las comedias La Virgen de Guadalupe, de Felipe Godínez; El prodigio de los montes y mártir del cielo, de Guillén de Castro; El gran rey de los desiertos, de Andrés de Claramonte; El rico avariento, de Mira de Mescua; autos de Antonio Coello, Francisco de Rojas, Calderón, Felipe Godínez, Mira de Mescua, Luis Vélez de Guevara, y las Loas y Entremeses de Cáncer, Moreto y Mescua.
5 Enfermar con el remedio, de D. Pedro Calderón, Luis Vélez de Guevara y D. Jerónimo Cáncer. 6 Los riesgos que tiene un coche, de D. Antonio de Mendoza. 7 El respeto en el ausencia, de Gaspar de Ávila. 8 El conde Partinuples, de Doña Ana Caro. 9 El rebelde al beneficio, de D. Tomás Ossorio. 10 El español Juan de Urbino, del licenciado Manuel González. 11 Lo que puede una sospecha, del Dr.
7 La verdad en el engaño, de D. Juan Vélez, D. Jerónimo Cáncer y D. Antonio Martínez. 8 También da Amor libertad, de D. Antonio Martínez. 9 Amor hace hablar los mudos, de Villaviciosa, Matos y Zavaleta. 10 La ofensa y la venganza en el retrato, de D. Juan Antonio Moxica. 11 No hay cosa como el callar, de D. Pedro Calderón.
Palabra del Dia
Otros Mirando