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Actualizado: 27 de junio de 2025


Y ahora os ruego, noble amigo, que me digáis los nombres de algunos de estos caballeros, pues son muchas las caras desconocidas que me rodean. En cambio otras las conozco desde que ciño espada. Mirad ante todo aquellos graves religiosos, inmediatos á los regios asientos. Es uno el arzobispo de Burdeos y el otro el obispo de Agén.

Acababa de hacer honor al dorado pollo, á la fresca ensalada y á la botella de viejo Burdeos que constituían el detalle del festín, cuando la señorita de Porhoet, que se hallaba al parecer encantada de mi apetito, hizo recaer la conversación sobre la familia Laroque. Le confieso me dijo, que el antiguo corsario no me gusta nada.

Confieso que me sentia conmovido profundamente al acercarme á la opulenta, liberal y activa Burdeos.

Su padre había querido llevarlo á Burdeos, pero el desorden administrativo de última hora la mantuvo en la capital. Algo más había hecho. El día del gran esfuerzo, cuando el gobernador de la plaza lanzó en automóviles á todos los hombres válidos, había tomado un fusil, sin que nadie le llamase, ocupando un vehículo con otros de su oficina.

Vicente, ¿debe templarse el Burdeos? ¿Dónde ponemos la estatua que han traído hoy? ¿A qué hora se sirve en Londres ese licor que hemos recibido?

Sobre un veladorcito hay cuatro botellas; dos de Burdeos que, como buenas girondinas, tienen a modo de gorritos frigios sus cápsulas rojas, una de Champaña con capellina de plata, y otra de Jerez que parece oro líquido. Don Juan espera impaciente abrochándose el batín oscuro de alamares negros. Cuatro minutos antes de las doce suena un campanillazo.

Embarcóse pues para Burdeos con Candido el docto anciano, cuyo nombre era Martin. Ambos habian visto y habian padecido mucho; y aun quando el navío hubiera ido de Surinam al Japon por el cabo de Buena Esperanza, no les hubiera en todo el viage faltado materia para discurrir acerca del mal físico y el mal moral.

Y con su ingenuidad de colegiala, describió entonces Currita, con todos sus pormenores, una picantísima caricatura de los esposos Thiers: una indecencia verdusca publicada en Burdeos y recogida al punto por la policía.

La población de Burdeos ha mantenido en todo tiempo las tradiciones de la gran revolución francesa, y sus tendencias son, como las de los parisienses, lyoneses y marselleses, decididamente democráticas y republicanas.

Gonzalo no tuvo inconveniente alguno en permitirlo. Luego se dió tan buena maña para alborotar a la población, anunciando extraordinarias sorpresas, que habían de salir de un famoso globo encargado a Burdeos, que consiguió inspirar vivos deseos en todos de acudir aquella noche al Liceo.

Palabra del Dia

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