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Actualizado: 22 de julio de 2025


Después de esta bulliciosa solemnidad, que removió al vecindario entero y le dejó rendido por la doble fatiga de los jolgorios y del trabajo, dispuse yo el casamiento de Tona con Pito Salces.

Aquélla es la célebre Fontana de Oro, café y fonda, según el cartel que hay sobre la puerta; es el centro de reunión de la juventud ardiente, bulliciosa, inquieta por la impaciencia y la inspiración, ansiosa de estimular las pasiones del pueblo y de oír su aplauso irreflexivo. Allí se había constituido un club, el más célebre é influyente de aquella época.

Quintanar es feliz. ¡Y es tan bueno! ¡Cómo me cuida! ¡qué agasajos, qué mimos! Parece otro. Piensa más en que en la marquetería. ¡Pasa días enteros sin serrar nada! No hay alma que no tenga su poesía en el fondo. Su alegría es demasiado bulliciosa, pero es sincera. Yo no podría vivir aquí sin él.

Entiéndase, a pesar de lo expuesto, que Morsamor no perseveraba en tales errores y que abjuraba de ellos por vitandos y nefandos. Como quiera que fuese, esta navegación que iban haciendo ahora era tan melancólica y tan tétrica como había sido amena y bulliciosa la que Morsamor y Tiburcio, acompañados de donna Olimpia y Teletusa, habían hecho desde Lisboa hasta Melinda.

El policemán espera la reunión de cinco o seis criaturas, toma la más pequeñita sobre su brazo izquierdo, y rodeado de la bulliciosa tribu, se lanza al piélago, levantando en la diestra el bastón, símbolo de la autoridad.

Nadie te apura; gozarás más confundiendo voluptuosamente tus ojos en sus líneas y color, que en la frenética y bulliciosa carrera que te impone el guía de una sala a otra. El catálogo en la mano, pero cerrado; camina lentamente por el centro de los salones: de pronto una cara angélica te sonríe.

Para la festiva y bulliciosa señorita el amor era cosa muy grave y muy seria, con la cual no debía jugarse, sino algo, único en la vida, que se alcanza vivo, noble, duradero y dichoso; que asegura la felicidad o resulta malogrado, pasajero e infeliz, y al cual todo corazón bien puesto, toda alma elevada debe permanecer fiel en todos los instantes de la vida, hasta la hora de la muerte.

Sabel se alejó cargada con el niño, cuyas piernas se balanceaban inertes, a cada movimiento de su madre. La cena se acabó menos bulliciosa de lo que empezara: Primitivo hablaba poco, y Julián había enmudecido por completo.

A tampoco me contraría, señorita, se lo aseguro a usted. Este chispeante diálogo, que parecía hacer las delicias de la candorosa institutriz, en aquellos lugares presente, fue interrumpido por la súbita y bulliciosa irrupción de dos o tres jóvenes amigas que invadieron el saloncito de Mariana.

Palabra del Dia

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