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Actualizado: 10 de julio de 2025


Aquello es un paraíso, es un oásis de verdura suntuosa, de perfumes y brisas deliciosas, de vida dulce y tranquila, de suprema hermosura, y de un colorido tan colombiano, tan nacional, que deja en el corazon del viajero la mas honda sensacion de placer.

Después, los fondos del escenario en que descollaba tan gentil figura: antes desnudos, fríos, yertos, encharcados en agua o amortajados en nieve; ahora la Naturaleza riente y vestida con la pompa de sus mejores galas; los prados verdes y lozanos, los montes frondosos y habladores con el rumor de las brisas jugueteando en su follaje y esparciendo por todo el valle la fragancia más exquisita.

Abierta a las aves del cielo, abierta al rumor de las brisas, al goce, al dolor, al consuelo y al triste que pida sonrisas. Abierta a los claros de luna, al suave perfume de mayo, al lloro del niño en la cuna y al viejo que tiembla en desmayo. No cierres tu puerta. ¿No sabes que cruzan el largo camino mil sombras, mil vidas, mil aves que ignoran su obscuro destino?

A veces me parecia que esos séres trasplantados de Colombia hacian temblar sus festones flotantes, no al soplo de las brisas españolas, sino bajo la presion de una conmocion secreta, al ver pasar á un compatriota! Acaso ellos me decian, en su lenguaje de rumores misteriosos que el hombre no comprende: «Te reconocemos....» El contraste mas vigoroso me aguardaba en la plaza de toros.

Pero prefiero aquel punto perdido en el declive de dos montañas que se recuestan perezosamente una en brazos de la otra, prefiero Tijuca con su silencio delicioso, sus brisas frescas, sus cascadas cantando entre los árboles y aquellos rápidos golpes de vista que de pronto surgen entre la solución de los cerros, en los que pasa rápidamente, como en un diorama gigantesco, la bahía entera con sus ondas de un azul intenso, la cadena caprichosa de la ribera izquierda, las islas verdes y elegantes, la ciudad entera, bellísima desde la altura.

Estos, le prodigan á cada momento ó sendos latigazos ó pesados bofetones que truenan sobre él como un cañonazo. Aquello es un eterno asalto. El mismo Gironde, empujado por las brisas terrestres, por los torrentes de los Pirineos, combate por momentos á ese portero del paso, como si fuera responsable de los obstáculos que le opone el Océano.

Aquello es una inmensa ola de sarmientos que las brisas encrespan, y cuyo verde claro hace el mas gracioso juego con el azul turquí resplandeciente del lago y las lejanas tintas oscuras de las montañas. Es imposible no sentirse profundamente seducido por los encantos de ese incomparable panorama, lleno de risueña poesía, de promesas de amor y dulce movilidad en su conjunto y sus pormenores.

No es una de esas inocentes brisas que levantan olas como montañas, ¡no!; el mar se eleva muy poco, porque es tal la fuerza del levante que rechaza las olas, que las nivela por el poder de presión que ejerce la columna de aire sobre la superficie del agua.

Y ésta, con incesante esfuerzo, continúa su viaje hacia la llanura; se extendería por los campos de la falda del monte, llegada hasta el mar, si la suave temperatura de los valles inferiores, lo tibio de las brisas y los rayos del sol no consiguieran fundir la parte más baja de sus hielos. En su carrera, el río sólido se las arregla lo mismo que uno de aguas vivas.

Después que las suaves brisas de Italia me hayan acariciado dulcemente devolviéndome la salud del cuerpo y me haya restaurado tu amor el vigor del espíritu, nos casaremos; entonces papá volverá a París y nosotros seguiremos nuestro viaje. ¿Qué te parece? ¿Verdad que es un proyectó magnífico? » Si, Magdalena; solamente es de sentir que comience por una separación.

Palabra del Dia

buque

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