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Actualizado: 16 de junio de 2025
274 Por suerte en aquel momento venía coloriando el alba y yo dije: si me salva la virgen en este apuro, en adelante le juro ser más güeno que una malva. 275 Pegué un brinco y entre todos sin miedo me entreveré; hecho ovillo me quedé y ya me cargó una yunta, y por el suelo la punta de mi facón les jugué.
Don Ignacio, de veras, ¿no cree usted en nada? ¿En nada? Levantose Ignacio de un brinco, y, quedándose en pie sobre la parte más elevada del ribazo, dominando el paisaje todo, pronunció lentamente: Creo en el mal. De lejos, era escultural el grupo.
Pero en la noche en que, al arrancar la diligencia de Galicia, Bonis, subiéndose de un brinco al estribo de la berlina, pudo, a hurtadillas, dar el último beso a la Gorgheggi, sintió que su pasión no había sido una mentira artística, porque con aquel beso se despedía de un género de delicias intensas, inefables, que no podrían volver; con aquel beso se despedía del último vestigio de la juventud.
585 Yo no sé lo que pasó en mi pecho en ese instante; estaba el indio arrognte con una cara feroz: para entendernos los dos la mirada fué bastante. 586 Pegó un brinco como gato y me ganó la distancia, aprovechó esa distancia como fiera cazadora: desató las boliadoras y aguardó con vigilancia.
Ya lograr esto, es lograr muchísimo. El que lo logra merece admiración y aplauso y hasta mueve a envidia, a quien no tiene el alma desinteresada y generosa: pero desde este triunfo fugitivo hasta la inmortalidad gloriosa y hasta conseguir la victoria sobre aquellos autores, a quienes ha venerado el mundo durante largos siglos y a quienes han ensalzado muchas generaciones de críticos, hay enorme distancia, sobre la cual nadie puede dar un brinco sin caer en lo absurdo.
Jamás Visita hizo la niña de mejor buena fe, jamás Obdulia consintió a Joaquín más tonterías, según su vocabulario lleno de eufemismos; Edelmira y Paco hicieron unas paces rotas ocho días antes; hasta los viejos cantaron, bailaron un minué y corrieron por el bosque; don Víctor hizo diabluras y se cayó al río, pretendiendo saltarlo de un brinco por cierto paraje estrecho.
Salió de su sueño y brincó del carruaje al suelo. Ahora vuélvete por la familia le dijo a Ramón, y no digas que me has traído. No hay necesidad de asustarles. Se dirigió lentamente hacia la puerta del parque, que estaba a unos doscientos pasos, mientras el coche se alejaba en sentido contrario. Cuando llegó, la tocó con mano trémula. Estaba abierta como la otra vez.
Temblaba toda, como una vara verde, sin que cuantos abrigos le echaron encima fuesen parte a calentarla un poco. De un brinco se trasladó Lucía al cuarto de su marido, que entre duerme y vela fumaba un cigarrillo de papel.
Bueno iba aquello; mas al salir del sagrado recinto, diole un brinco el diablo en el cuerpo, y sin poderlo remediar tiró al compañero que marchaba delante en las ordenadas filas del pañal de la camisa, que impúdicamente le asomaba por debajo de la blusa.
¡Cuidado! ¿Eh? ¿Qué es eso? ¿Un bache? ¡Maldito brinco! Despacio..., al paso, al paso..., no hay prisa... ¿Cómo te sientes, hija? ¡Estos ingenieros de caminos! ¡Qué carreteras! ¡Qué país!
Palabra del Dia
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