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Actualizado: 22 de julio de 2025
DON URBANO. Fruto de su inteligencia privilegiada... No: de la perseverancia, de la paciencia laboriosa... EVARISTA. ¡Ay, no me digas! Trabajas brutalmente. MÁXIMO. Lo necesario, tía, por obligación, y un poco más por goce, por recreo, por entusiasmo científico. DON URBANO. Es ya una monomanía, una borrachera. No: es la ambición, la maldita ambición, que a tantos trastorna y acaba por perderlos.
Por un instante había creído encontrar remedio á su aburrimiento, entregándose á la borrachera de la construcción; sacando de la nada la nueva Bilbao; levantando barriadas de palacios sobre los campos yermos, con la misma facilidad que en los cuentos de hadas.
Cafetera, en el diccionario callealtero, es sinónimo de borrachera, una de las cuales tomó aquél, cuando apenas sabía andar, á caballo sobre una pipa de aguardiente, de cuyas entrañas extrajo el líquido con una paja. Cafetera nació en la calle Alta, del legítimo matrimonio del tío Magano y de la tía Carpa, pescador el uno y sardinera la otra.
Yo lo hago por vuestro bien, á ver si se os quita ese maldito vicio de la borrachera. ¡Pero ni por esas! Aunque os diese petróleo con pimentón vendríais aquí á dejarme la quincena. ¡Que el diablo te coma el alma, bandido! exclamó el minero irascible, mientras los demás reían.
Sebastian Pagador habia sido muchos años sirviente en las minas de ambos Rodriguez, y en aquella actualidad concurria á ellas por las tardes con D. Jacinto, donde este se ponia ébrio, mal de que adolecia comunmente. Entre otras producciones de la borrachera, salió con el disparate que el corregidor le queria ahorcar, juntamente con sus hermanos, á D. Manuel Herrera y otros vecinos.
Mas como era tan ejecutiva, pronto despachó: con sus diez duros en el bolsillo, volvió a Mediodía Grande en coche simón tomado por horas, y en la puerta de la casa se tropezó con Petra la borrachera y su compañera Cuarto e kilo, que de la taberna vociferando salían.
Todos los años adquiría nuevas propiedades; sentía el estremecimiento del orgullo contemplando desde la montaña de San Salvador aquella ermita ¡ay! de tenaz recuerdo los grandes pedazos de tierra aquí y allá, cercados de verdes tapias, sobre los cuales extendíanse los naranjos en correctas filas. Todo era suyo; la dulzura de la posesión, la borrachera de la propiedad subíansele a la cabeza.
Ella, que sabía muy bien lo que trataban, procuró encubrirlo con una falsa risa, respondiendo no sabía la causa. Temióse el Misionero no fuese alguna borrachera; y para certificarse y atajarla, instó á la india descubriese la verdad. Ella, recelando por esta instancia que ya el P. lo supiese, le descubrió toda la conjuración que contra su vida tenían tramada.
Muchos ni sentían la curiosidad de aproximarse a él: hasta habían sonreído irónicamente, como si dijeran: «Un embustero más». Para ellos eran embusteros los periódicos que leían los viejos en voz alta; embusteros los que hablaban de la fuerza de la asociación y de una revuelta posible: sólo eran verdad los tres gazpachos y los dos reales de jornal, y con esto, alguna borrachera de vez en cuando y el asalto de una trabajadora, a la que afligían con el engendramiento de un nuevo desgraciado, se consideraban felices mientras duraba en ellos el optimismo de la juventud y la fuerza.
Por único consuelo se daba como un desesperado a la borrachera de su segunda ambición, y tenía la corona de marqués hasta en los faldones de la camisa; pero el afán de sostener este nuevo lustre de clase, así como su crédito en la Bolsa, le costaba enormes dispendios que le hundían en mayores abismos. Así fue tirando hasta que triunfó la revolución de septiembre.
Palabra del Dia
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