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Actualizado: 17 de julio de 2025


Lenoir y Girault de Prangey; y M. Couchard la refiere á los arquitectos persas llamados á Constantinopla por los emperadores griegos. Pero lo cierto es que ni de la iglesia de Seleucia en Persia, ni de la de los Incorporales de Atenas, monumentos bizantinos en que se descubre dicho arco, se sabe positivamente á qué época pertenecen.

Y Ojeda, sugestionado por esta interpretación y por las raras formas que engendraba el crepúsculo, veía igualmente una teoría angélica sobre un fondo de oro, semejante a los desfiles de santos en los mosaicos bizantinos. Iba extinguiéndose la luz, y con la sombra naciente y la disolución de los vapores desleídos en el crepúsculo se borraron poco a poco las celestes figuras.

La cúpula neo-griega, ó bizantina, se usó sin embargo antes de Justiniano, aunque no en tan grande escala como en Santa Sofía, que fué la que, por decirlo así, canonizó esta práctica del arte de construir: de manera que los Persas, poco inventivos de suyo en todos tiempos, pudieron desde dos siglos antes de la conquista arábiga haberse educado en los usos y prácticas de los arquitectos bizantinos.

Añade, sin embargo, que los Persas y los Bizantinos lo usaban ya desde antes de la Egira, y cita á Texier, que en su Descripcion de la Armenia lo manifiesta perfectamente dibujado en la catedral de Dighour, anterior á la conquista arábiga. A mayor abundamiento, atribuyen tambien la introduccion del arco de herradura á los Bizantinos los anticuarios Hope, Alb.

Luego, á los postres de un banquete, Miguel y sus búlgaros lo asesinaron. Los almogávares de la escolta se defendieron en grupos aislados contra toda una ciudad, y fué tan inaudita su desesperada resistencia, que á muchos les concedieron la vida por admiración. Los bizantinos se vengaron del miedo sufrido matando en todo el Imperio á los españoles sueltos.

Aquella casa era el palacio del doctor Montifiori, donde debía tener lugar aquella noche el casamiento de mi tío Ramón con la señorita Blanca de Montifiori, hija única del famoso hombre de mundo que ya conocemos. La casa del doctor Montifiori bien merece una página. El trópico había brindado sus más ricas y voluptuosas galas para adornar el espacioso vestíbulo cubierto por mosaicos bizantinos.

La arquitectura ojival no desarrolla algunos de sus encantos sino en las fachadas y rosetones de templos medio bizantinos edificados al parecer sobre un mismo prototipo; la arquitectura oriental no ostenta la belleza de sus formas sino en la mezquita, en parte de los muros, en el interior de un escaso número de edificios, en el fondo de costosos acueductos abiertos en la peña por manos de cautivos; la arquitectura romana no guarda sino algunas de sus piedras en los cimientos de la fortificacion y en el interior de algunos monumentos.

Las crónicas de la Edad Media oriental, los libros de caballerías bizantinos, los cuentos paladinescos de los árabes, no tenían aventura más imprevista y dramática que la expedición de estos argonautas procedentes de los valles de los Pirineos, de las márgenes del Ebro y de las moriscas huertas de Valencia.

Con solo saber que al espirar el décimo siglo andaban andaluces y africanos en comunicaciones tan frecuentes y amistosas como las que bajo los Abde-r-rahmanes habian tenido andaluces y bizantinos; con solo observar que el famoso caudillo de los Zenetes Zeyrí Ibn Atiyah envía á Almanzor embajadas y ricos presentes en que lucen á la par las grandes pretensiones del donador, las de la naturaleza y las del arte, y luego le visita personalmente en Córdoba admirándole con sus nuevos presentes y su brillante comitiva, podiamos desde luego haber adivinado una trasformacion esencial en la fisonomía del arte andaluz.

Capiteles que apenas parece haber tocado el cincel árabe, puertas de mosáico donde aparecen pintados de colores y oro los mas caprichosos adornos bizantinos, cúpulas levantadas sobre ligeras columnas, bóvedas de alabastro, ajimeces de elegante calado donde la naturaleza hace oir aun voces misteriosas, muros cubiertos de relieves de estuco, preciosos alicatados en que de las mismas leyes geométricas se ve brotar á raudales la armonía, objetos á cual mas bellos detienen por momentos los pasos del viajero, que apenas acierta á contemplarlos sin que en medio de la soledad y el silencio que le rodea crea percibir aun el dulce aliento de los genios que crearon tan vasto monumento.

Palabra del Dia

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