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Actualizado: 5 de octubre de 2025
Tal es la historia de todos los pueblos, tal la historia del hombre... palabras todo, ruido, confusión: positivo nada. ¡Bienaventurados los que no hablan, porque ellos se entienden! En nuestro último artículo dejamos ligeramente apuntado que hay cosas buenas en el mundo; y probamos hasta la evidencia, como solemos, que una de ellas es la policía.
El sagrado texto nos dice que podemos conocer á Dios por sus obras, que lo invisible de Dios se nos manifiesta por sus criaturas visibles, que los cielos cuentan su gloria, y que el firmamento anuncia las hechuras de sus manos; que son inexcusables los que habiendo conocido á Dios de esta manera no le glorificaron como debian; pero esta misma religion nos enseña que en la otra vida los bienaventurados conocerán á Dios de otro modo, cara á cara, viéndole tal como es.
«Acabada la Salve y letanía dijo el Maestre, que allí es preste; «digamos todos un credo á honra y honor de los bienaventurados Apóstoles, que rueguen á nuestro Señor Jesucristo nos dé buen viaje.» Luego dicen el credo todos los que le creen.
Por lo pronto, en esta vida disfrutaba ya la piadosa y optimista pareja de un anticipo, casi garantía, de lo que había de ser su futura posición en el empíreo. Curas, frailes y hasta el señor obispo los visitaban, los adulaban, los mimaban, y, en definitiva los trataban como a presuntos bienaventurados de la clase más distinguida.
Pues siendo yo niño de ocho años, achacaron a mi padre ciertas sangrías mal hechas en los costales de los que allí a moler venían, por lo que fue preso, y confesó y no negó y padeció persecución por justicia. Espero en Dios que está en la Gloria, pues el Evangelio los llama bienaventurados.
Los increíbles y maravillosos esfuerzos de aquellas almas heroicas que, por el amor y la caridad, lograron elevarse al cielo y gozar por anticipado en la tierra de las gracias reservadas a los bienaventurados la llenaban de íntima y fervorosa admiración.
Si don Restituto pretendía títulos mundanos, no era por vanidad, sino por una especie de sentimiento de clase, por decoro, como si dijéramos, de aquella categoría de bienaventurados de platea y butaca a que él pertenecía, y por justificarse, en algún modo, con los de galería y cazuela.
Bienaventurados los Pacificos: porque ellos šerán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen peršecucion por cauša de la jušticia: porque de ellos es el Reyno de los cielos. Gozaos, y alegraos; porque vueštro šalario es grande en los cielos: que anši peršiguieron
Y reía mirando a la inocente doña Pepa, que allá en el otro banco explicaba por centésima, vez a la italiana, los portentosos milagros del patrón de Alcira, con el anhelo de que la extranjera pusiera su fe en el santo, dando de lado a todos los bienaventurados de su país. No crea usted continuó la artista que yo le he olvidado en este tiempo. Soy su amiga y lo de usted me interesa.
Así al lado derecho como al izquierdo, divisamos otras figuras. Las de la derecha deben ser bienaventurados, que guardan las tres virtudes teologales, y las de la izquierda parecen ser figuras de réprobos, imágen de los siete pecados. Nos acercamos más. La enorme puerta principal, toda de bronce, es un trabajo de mérito notable; una obra maestra.
Palabra del Dia
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