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Actualizado: 20 de junio de 2025


, Emma pensaba así, sin darse cuenta de lo que hacía: «Antes otro marido». El después que vagamente esperaba y que entreveía, no era el adulterio, era... tal vez la muerte del primer esposo, una segunda boda a que se creía con derecho. El primer marido pareció a los dos años de vivir libre Emma. Fue un americano nada joven, tosco, enfermizo, taciturno, beato.

Los perros, dorados al sol oblicuo, entornaron los ojos, dulcificando su molicie en beato pestañeo. Poco a poco, la pareja aumentó con la llegada de los otros compañeros: Dick, el taciturno preferido; Prince, cuyo labio superior, partido por un coatí, dejaba ver dos dientes, e Isondú, de nombre indígena. Los cinco fox-terriers, tendidos y muertos de bienestar, durmieron.

Estupiñá se aburría algunas veces por más que no lo declarase, y le gustaba que alguna beata rezagada o beato sobón le preguntara por la misa: «¿Se alcanza esta?». Estupiñá respondía que o que no de la manera más cortés, añadiendo siempre en el caso negativo algo que consolara al interrogador: «Pero esté usted tranquilo; va a salir en seguida la del padre Quesada, que es una pólvora...». Lo que él quería era ver si saltaba conversación.

Reinando en Córdoba Abde-r-rahman brillaban en otras iglesias doctores muy insignes, como Eterio en Osma, Beato en Liébana, Félix en Urgél, Elipando en Toledo, etc., etc.; y en el oscuro horizonte de la afligida iglesia de Sevilla empezaba á amanecer la estrella de Juan Hispalense.

Bien barruntaba yo que este don Juan tenía cara de beato y uñas de gato... ¡Nada! Al capón que se hace gallo, descañonarlo; que como dice la copla: Arbol tierno aunque se tuerza recto se puede poner; pero en adquiriendo fuerza no basta humano poder.

A los enseres de la casa cuidadosamente quitáis el polvo cada día: al alma dejáis que críe podre. No me vengas con frases de beato melancólico, ni me obligues a burlas, que callo sólo por consideración a . Imita mi prudencia y no motives escenas que nos den a todos que sentir. ¡No me provoques! ¿Acaso conoces mis propósitos? Faltas a la verdad. No te provoco, pero no te perderé de vista.

Don Ramón no sabía la letra sino a medias, pero lo cantaba con el mismo entusiasmo que si la supiera. Empezaba siempre: Il sogno beato De pace e contento Ti, ro, ri, ra, ri, ro, Ti, ro, ri, ra, ri, ro. Necesitaba seguir tarareando hasta llegar a otros dos versos que decían: La dolce memoria De un tenero amore. Sobre los cuales se apoyaba sin cesar hasta concluir el allegro. ¡Hola!

Sin ser tímido ni beato, sentía profunda repugnancia por esa libertad de modales que tanto suele agradar á los mozalbetes. Por este lado, pues, no marchaban á la par las aficiones de ambos amantes. Y acaeció lo que era de esperar. El padre de Soledad tenía un íntimo amigo de alguna menos edad que él, llamado Perico Velázquez, hombre famoso en la villa por su guapeza y su trato suelto y cortés.

Quien dude de este aserto puede consultar á Beato Renano en su libro II de las cosas de Alemania, á Alberto Crancio en su Metrópoli, á Jorge Braun en su Teatro de las ciudades, á Munstero en su Geografía, á Bocio en su libro 22 de las Señales, á nuestro P. Yepes en su Crónica de S. Benito, centuria 2.ª al año 640, y en otros muchos escritores tan respetables como estos.

Don Ramón no sabía la letra sino a medias, pero lo cantaba con el mismo entusiasmo que si la supiera. Empezaba siempre: Il sogno beato De pace e contento Ti, ro, ri, ra, ri, ro, Ti, ro, ri, ra, ri, ro. Necesitaba seguir tarareando hasta llegar a otros dos versos que decían: La dolce memoria De un tenero amore. Sobre los cuales se apoyaba sin cesar hasta concluir el allegro. ¡Hola!

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