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Actualizado: 7 de junio de 2025
Las mujeres iban cubiertas con un largo manto negro, igual al de las chilenas; los hombres con un poncho amarillento y ancho sombrero, duro y rígido como si fuese un casco. Todos se conmovían, hasta llorar, viendo entre las nubes de incienso de los sacerdotes y las bayonetas de los soldados al Cristo prodigioso clavado en la cruz, sin más vestido que un hueco faldellín de terciopelo.
Los alemanes, lo mismo que los franceses, no hacían fuego; el ataque se verificaba en silencio; un choque de bayonetas, un ruido de culatazos interrumpidos de vez en cuando por algún tiro suelto, gritos de ira, recias pisadas y voces indistintas: no se oía nada más.
Varios pelotones de hombres precedidos y seguidos de bayonetas marchaban de un puerto á otro con rítmico paso. Eran prisioneros alemanes, sonrosados y alegres á pesar de la cautividad, vistiendo aún sus uniformes de color verde col, con un gorro redondo sobre la esquilada cabeza.
A la revolucion de Mayo, ejecutada sin bayonetas ni violencias, presidió una solidez de ideas, que prestándole vigor desde sus primeros pasos, le dió lugar á establecer un inmenso sistema de propaganda, que antes de seis meses, por los esfuerzos directos de sus agentes y de sus armas, se estendió á Chile y el Perú.
Materne tuvo la idea de disparar contra el caballo, pero no se atrevió a hacerlo porque iba demasiado de prisa. Apenas hubo llegado al bosque de bayonetas enemigas, Riffi desapareció. Todo el mundo creyó que había muerto asesinado; pero una hora después se le vio pasar por la calle Mayor de Grand-Fontaine, con las manos atadas a la espalda, seguido del caporal schlague, que empuñaba una baqueta.
147 Entre cuatro bayonetas me tendieron en el suelo; vino el mayor medio en pedo y allí se puso a gritar: ¡pícaro, te he de enseñar andar reclamando sueldos! 148 De las manos y las patas me ataron cuatro cinchones; les aguanté los tirones sin que ni un ¡ay! Se me oyera, y al gringo la noche entera lo harté con mis maldiciones.
Salían hombres despavoridos en mitad del arroyo atravesados por las bayonetas; dentro de las casas veíanse mujeres desgreñadas debatiéndose entre los brazos de los asaltantes, arañándoles con una mano el rostro, mientras con la otra pugnaban por sostener sus ropas. Luna vio cómo en el Instituto los más montaraces rompían a culatazos los aparatos del gabinete de Física.
No me he hecho nada se dijo . Al pasar por cerca de la fuente de la plaza tiró el resto de la cuerda al agua. Luego, deprisa, se dirigió por la calle de la Rua. Iba marchando volviéndose para mirar atrás, cuando vió a la luz de un farol que oscilaba colgando de una cuerda dos hombres armados con fusiles, cuyas bayonetas brillaban de un modo siniestro. Estos hombres sin duda le seguían.
La claridad aumentaba por grados; distinguíamos los rastrojos, las hierbas agostadas, y después las bayonetas de la infantería, las bocas de los cañones, y a lo lejos las masas enemigas, moviéndose sin cesar de derecha a izquierda. Volvieron a cantar los gallos. La luz, única cosa que faltaba para dar la batalla, había llegado, y con la presencia del gran testigo, todo era completo.
Vió á un muchacho del pueblo entre dos alemanes que le apuntaban al pecho con sus bayonetas. Estaba pálido, con una palidez de cera. Su camisa, sucia de hollín, aparecía desgarrada de un modo trágico, denunciando los manotones de la lucha. En una sien tenía una desolladura que manaba sangre.
Palabra del Dia
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