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Actualizado: 30 de abril de 2025


Las botas se hallaban también, y aún más que los pantalones, en estado de merecer, y Miguel acudió solícito con la esponja a limpiarlas; pero Enrique, no encontrando el medio bastante adecuado, entró en la alcoba de su hermana y se las limpió muy bien con la colcha de la cama. ¡Ea! ya están arreglados aquel par de pájaros; se miran en la luna del armario y dejan escapar un suspiro de satisfacción.

Pero también se notó que Orgaz decía aquello porque no había sacado nada de sus pretensiones amorosas, o por lo menos, no había sacado bastante.

, mujer; pero ya no podrá ser hasta mañana, porque este marido tonto que me ha dado Dios, salió antes de las ocho a tomar la casa y avisar el carro, y ya ve usted a qué hora se descuelga por aquí, con todo ese cuajo, sin haber hecho nada. Bastante he corrido, chica: A las nueve entraba yo en casa de mamá con el contrato para que lo firmara.

En Cuba, por razones de nadie desconocidas, no se procedió nunca contra los revoltosos con bastante energía; y tal vez haya sido esto causa de que los procedimientos de rigor puestos en planta en esta campaña por los jefes y oficiales del ejército, quienes, dicho sea de paso, se limitaban á cumplir las órdenes é instrucciones que recibían de sus superiores, hayan causado general sorpresa y provocado en no pocas ocasiones censuras y protestas, absolutamente injustificadas en la inmensa mayoría de los casos.

A decir verdad Córdoba no es hoy interesante sino por su agricultura y sus objetos de arte. La industria, que en otro tiempo fué tan considerable, está hoy reducida á algunos tejidos de seda, hilo y lana, muy subalternos pero de estilo bastante gracioso, varias pequeñas fábricas de papel, etc., bellos trabajos de joyería y platería y una preparacion valiosa de aceitunas.

¡Punto ahí, Marcelo!... porque ya me concedes hasta más de lo que yo me hubiera atrevido a pedirte... ¡Y Dios te lo pague en la medida de lo que yo lo aprecio! Enseguida me abrazó muy conmovido; abracéle yo a él también al mismo tiempo, y no muy sereno que digamos, y abrazados estuvimos lo bastante para que yo percibiera el acelerado compás de su respiración.

RAYA A LA CASERA. Después de bien lavada la raya en agua fría, sacado su hígado, que se separa, y cortadas las aletas en pedazos, póngase a cocer en una cacerola o perol con agua, vinagre, cebolla y un poco de sal; se la deja dar dos hervores para que no esté demasiado cocida; sáquese luego y échese en una fuente para pelarla; póngase después en la hornilla con medio caldo; cuando se vaya a servir se escurre, se coloca con su hígado cocido por encima y se rocía bastante con salsa blanca.

En ella un encantador evoca primero á dos demonios del infierno, sin pararse mucho en sus conjuros, que son groseros bastante, y en cambio oye palabras poco cultas y no pocas injurias; sin embargo, al fin los fuerza á obedecerlo, y á evocar las almas de los más célebres personajes de la antigüedad, como las de Aquiles, Escipión, Pentesilea y otros, que felicitan de lo lindo al rey por su heroismo y celo religioso.

Unos amores tan largos es cosa que debe respetarse manifestó Enriqueta con profunda convicción. Los demás expresaron también su aprobación poniéndose muy serios. Parecía que aquel adulterio era cosa sagrada e intangible. A los postres llegó Rosita León, una mujercilla que sólo tenía de joven la figura grácil, elegante y vivaracha. El rostro bastante ajado y con pronunciadas ojeras.

Las exclamaciones de los circunstantes ante aquel caso extraño fueron interminables. Todos compadecían al viejo elegante: no tenían palabras bastante fuertes para condenar el brutal proceder de la chica. Sin embargo, debajo de los comentarios se adivinaba cierto regocijo que hacía brillar los ojos y pugnaba por salir en forma de carcajadas. El suceso era chistoso.

Palabra del Dia

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