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Actualizado: 25 de mayo de 2025
Pero como el mensú parecía gustar realmente de la dama cosa rara en el gremio Cayé ofreciósela en venta por un revólver con balas, que él mismo sacaría del almacén. No obstante esta sencillez, el trato estuvo a punto de romperse, porque a última hora Cayé pidió se agregara un metro de tabaco en cuerda, lo que pareció excesivo al mensú.
Con sus dos primeras balas atravesó el estrecho círculo negro que rodeaba el punto blanco central; su última bala se alojó en la mosca misma. Tenía, pues, veinticuatro puntos contra veintidós. Fabrice estaba condenado.
Terminada la lista, pudo comprobarse que nadie faltaba, que las balas de los alzados no habían hecho heridos, y esta noticia fué recibida con tanto gozo por todos los soldados, que éstos se abrazaban y pedían á sus oficiales perseguir á los alzados, para reanudar así el combate.
Esta noche determinó el Capitan comandante, que fuese uno á reconocer la distancia que habia al Rio de Tarija, y las playas del nuestro de Jujuy; y ofreciéndome yo á esta empresa, y pidiéndole me diese alguna regalia para gratificar los indios que encontrase, respondiome: no traia mas que pólvora y balas.
La pluma manejando con la ñudosa lanza «N'hua mao sempre á espada, n'outra á penna. CAMOENS Lusiadas. No veo el alta torre del magestuoso templo, Cuyo círculo cubre la gloria con sus alas, Porque está acribillada de las rujientes balas Que el cañon argentino lanzára á Wicteloke.
Las viejas tropas, armadas con arcos y lanzas, se desbandaron, dando vivas á Eulame, al recibir la primera granizada de balas de sus partidarios. El Regenerador fué elevado entonces á la dignidad imperial, y empezó el período más agitado, más sangriento é interesante de nuestra historia.
Que apuntes bien, Hans dijo Cornelio . El tío y Horn están ya cerca de las rocas, y si podemos retardar el avance de los salvajes unos cuantos minutos, la caldera estará a salvo. ¡Guárdate de los palos volantes y de las hachas! No temas, Cornelio; mis balas no se pierden. ¡Fuego!
Pero, dejando a un lado mi humilde persona, voy a narrar el momento más terrible de nuestra lucha con el Victory. El Trinidad le destrozaba con mucha fortuna, cuando el Temerary, ejecutando una habilísima maniobra, se interpuso entre los dos combatientes, salvando a su compañero de nuestras balas.
Cuando se eclipsa la luna arman los tagalos gran ruido, con el que dicen la defienden de la lucha que tiene con el dragón. Creen en amuletos para que no les toquen las balas, y para librarse de otros peligros.
No le olvides tampoco a Marquesch; es viejo, pero ha cumplido. No, no le olvidaré dijo Martín sollozando. Ahora prosiguió Tellagorri te voy a decir una cosa y es que antes de poco habrá guerra. Tú eres valiente, Martín, tú no tendrás miedo de las balas. Vete a la guerra, pero no vayas de soldado. Ni con los blancos, ni con los negros. ¡Al comercio, Martín! ¡Al comercio!
Palabra del Dia
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