United States or Kosovo ? Vote for the TOP Country of the Week !


Mecida por el monótono tic-tac del reloj, apoyaba su cabeza contra el alto respaldo del sillón, dejando errar sus miradas de las llamas de la chimenea a las sombras que bailaban sobre las paredes, y pensaba en Huberto y en Juan. María Teresa poseía ese sentido crítico, ese espíritu de análisis que sabe deducir de un hecho algo más que el incidente trivial.

Ceñíale la garganta triple sarta de corales que manchaban de rojo su pecho de nieve. Vestía dengue de paño negro con ribetes de terciopelo , justillo encarnado y camisa de lienzo blanco. La otra formaba con ella vivo y gracioso contraste. Bajita, morena, sonriente, con unos ojos que le bailaban en la cara y tan sueltos ademanes que su cuerpo no tenía punto de reposo.

Y esas gentes incansables, impasibles en sus fisonomías, indiferentes á todo, bailaban y daban vueltas y vueltas con la mecánica uniformidad de la rueda de una máquina.

Experimentó una turbación deliciosa al poner la planta en aquel recinto. El olor acre y penetrante de la selva, cargado de emanaciones balsámicas, producto del sudor de los árboles y la tierra, le embriagó dulcemente. La infinita diversidad de luces y sombras que bailaban sin cesar, el contraste de los varios matices del verde, desde el negro profundo hasta el dorado, le ofuscaron.

Parece que á principios del siglo XVIII no se bailaban ya La Zarabanda, La Chacona y demás bailes de este jaez, puesto que cada día se hace de ellos mención menos frecuente. Verdad es que otra danza parecida, aunque menos libre y licenciosa que aquéllas, duraba siempre en los campos y se perfeccionaba insensiblemente, para ocupar luego en el teatro el lugar de las que la precedieron.

Media copita nada más... El vino no me hace provecho; pero muy agradecido, muy agradecido... y a medida que iba comiendo, le bailaban más el párpado y el músculo, que parecían ya completamente declarados en huelga. Notábase en sus brazos y cuerpo estremecimientos muy bruscos, como si le estuvieran haciendo cosquillas.

Una legión de diablillos, azules y rojos, caracoleaban por el aire como chispas de fuego. En medio del salón, expuesto a una burla general, vio al pequeño Cristo que se cubría la cara con las manos y a escondidas le hacía señas de súplica. Las monjas, para no tropezar con él mientras bailaban, se recogían el hábito y le saltaban por encima.

Aunque en Madrid había hablado mal de las órdenes religiosas para no desentonar del medio en que vivía, considerándolas como anacronismos, echando pestes contra la Inquisicion y contando tal ó cual cuento verde ó chusco donde bailaban los hábitos ó, mejor, frailes sin hábitos, sin embargo al hablar de Filipinas que deben regirse por leyes especiales, tosía, lanzaba una mirada de inteligencia, volvía á estender la mano á la altura misteriosa,

Los que poseían el don de la improvisación poética cantaban, con acompañamiento de guitarra, décimas, endechas y tristes, mientras sus camaradas bailaban la zamacueca chilena, el triunfo, la refalosa, la mediacaña y el gato, con relaciones intercaladas.

La lamparilla no quería arder, su resplandor vacilante luchaba contra las sombras que bailaban sin interrupción en la cama y en las paredes. Frente a pendía la corona de yedra, negra y puntuosa; parecía una corona de espinas. Eran más o menos las diez, cuando Marta se puso a delirar.