Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 7 de octubre de 2025
Don Fermín hubiera deseado que la estación no pasara, que los ausentes se quedaran por allá. Su madre había ido a Matalerejo a cobrar rentas y preparar la recolección; a recoger intereses de mucho dinero esparcido por aquellas montañas. Teresina era el ama de casa.
El abandono casi absoluto de la villa podía hacer creer en la muerte de Germana; las puertas abiertas, los criados ausentes, los dueños en viaje, pero, ¿para dónde? Quizás para París. Mas, ¿cómo no sabían nada en la ciudad? ¿Habría curado Germana? Imposible en tan poco tiempo. ¿Estaba todavía enferma? En ese caso la cuidarían y no dejarían las puertas abiertas.
Mucho va como dice el Autor de lo vivo a lo pintado, pero en este papel tendrán los ausentes nada que envidiar a lo que asistimos a la función, y todos tendremos que deberle y que aprender en lo curioso de la erudición, en lo limado del estilo, en lo poderoso de la moralidad, en lo puntal de la narración, en lo sútil del concepto y en lo comprensivo de la reflexión con que su autor adorna, hermosea y suaviza lo horroroso del asunto.
Cuando la lancha llegó al costado del vapor, la multitud que se había quedado en la rampa del Muelle, no distinguiendo más que un pequeño bulto negro en la superficie del agua, se fué retirando poco á poco y reduciendo á un solo grupo, formado por las familias de los marineros ausentes.
Pero como el señor marqués no ha trabajado por la sola comodidad de los ladrones alados, sus agentes espían los momentos en que aquellos están ausentes en sus expediciones filibusteras, y les roban las olivas depositadas, que le producen al señor marqués un valor considerable en aceite.
4 Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo, gemimos cargados; porque no querremos ser desnudados; antes sobrevestidos, consumiendo la vida a lo que es mortal. 8 mas confiamos, y querremos más peregrinar del cuerpo, y ser presentes al Señor. 9 Por tanto procuramos también, ausentes, o presentes, agradarle;
Ayer monarca de los bosques eras, dispensador de sombra regalada, lecho hojoso del aura enamorada, bulliciosa ciudad de aves parleras. Hoy, triste, escueto, ni volver esperas a tu pomposa juventud pasada; de desnudéz imagen desolada, y esqueleto de muertas primaveras. Mas no llores tu verde lozanía, ni las ausentes auras voladoras, ni tu diadema de follaje vano.
Los de allá, como llamaban a Mochi y a la Gorgheggi, todos los de la alegre compañía, escribieron preguntando con gran interés por la salud de Emma. Minghetti era el encargado de aquella correspondencia por parte de los de acá. A La Coruña iban pocas cartas; pero de La Coruña venían con abundancia. Los ausentes sentían nostalgia de la vita bona que habían dejado.
Después de los estrechos abrazos de costumbre y de las exclamaciones, plácemes y preguntas de rigor en estas entrevistas; después de hablar largo y tendido sobre las novedades que andaban por Madrid, la varia fortuna de la guerra y los amigotes muertos ó ausentes, rodando de uno en otro asunto la conversación, vino á parar al tema obligado, esto es, las penalidades del servicio, la falta de distracciones de la ciudad y el inconveniente de los alojamientos.
Algunos llevaban hasta cuatro velas encendidas entre los dedos de cada mano, cumpliendo así los encargos de los devotos ausentes. Rosalindo figuraba entre ellos, y un amigo que iba á su lado era portador de los seis cirios restantes. Los dos, por ser jóvenes, procuraban marchar entre las devotas de mejor aspecto. Ovejero no había dudado un momento en cumplir fielmente los encargos recibidos.
Palabra del Dia
Otros Mirando